Karla María Pérez González, la estudiante de periodismo expulsada de la Universidad Central de Las Villas en 2017 "por motivos políticos", se encontraba desde este jueves 18 de marzo varada en el Aeropuerto Internacional de Tocumen, en Panamá, luego de negársele abordar un avión hacia Cuba.
"Volé de San José (Costa Rica) a Panamá y todo bien, pero aquí en Panamá no me dejaron abordar a Cuba", declaró la joven en un mensaje de audio compartido por varios medios independientes cubanos.
Pérez González, graduada de periodismo en diciembre pasado en una universidad de Costa Rica y colaboradora de ADNCuba, había hecho, según declaró, todo lo indicado por las autoridades migratorias cubanas para su primer viaje de regreso a la isla, desde que llegara en 2017 al exilio con una beca del periódico costarricense El Mundo.
Sin embargo, y a pesar de tener pagada la prórroga del pasaporte, realizada su prueba de PCR y comprado el tiquet, Emigración de Cuba informó a Copa Airlines que la joven tenía prohibido entrar a su país.
Al inquirir por los motivos de la prohibición, Karla recibió por respuesta la reproducción de un audio donde se oía la voz de un funcionario cubano, sin identificar: "Karla, no tiene nada que ver con prórrogas ni con requisitos legales, tiene prohibido entrar a Cuba".
Según el testimonio de la joven, y de varios familiares, su estatus legal en Costa Rica expiró hace rato y solo podría regresar a ese país bajo la condición de refugiada política, algo que ya rechazó en 2017. Su situación actual en Panamá fue catalogada de "limbo migratorio", a medio camino entre el origen y el destino de su viaje.
A pesar de ser una práctica común del gobierno de la isla impedir la entrada de personas cuya estancia en el extranjero excede los dos años, según la Ley Migratoria en vigor desde 2013, el caso de Karla es atípico pues ya esta había tramitado su viaje en las oficinas de emigración cubana, sin que se le notificara previamente ningún error. Podría tratarse de una estrategia del régimen para perjudicar a aquellas personas incómodas, políticamente hablando, a sus intereses.
La misma tarde del jueves los periodistas Mauricio Mendoza, de Diario de Cuba, Nelson Julio Álvarez, de Cubanet, Héctor Luis Valdés, de ADNCuba, Maykel González Vivero, de Tremenda Nota y la activista Mel Herrera, se presentaron en la sede oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) en La Habana para denunciar lo ocurrido con Pérez González y exigir una solución.
Según contó en una publicación de Tremenda Nota, González Vivero consiguió hablar con Giraldo Mazola Collazo, jefe de la Oficina de Atención a la Población, quien le dijo que iba a comunicar lo ocurrido a la Embajada de Panamá, y aseguró que antes del sábado se daría respuesta formal al caso, un procedimiento que según Maykel el propio funcionario reconoció como irregular.
"El MINREX se comprometió conmigo a dar una respuesta formal este viernes sobre la situación de Karla Pérez. La voy a esperar en mi casa. El objetivo es que la periodista pueda regresar a su país, no hacer ningún 'espectáculo mediático'", escribió en Facebook González Vivero, luego de que un video de la prensa oficial intentara desacreditar la acción de los comunicadores preocupados por su colega.
No obstante el clima de diálogo y el compromiso del MINREX, un incidente lamentable ocurrió con el periodista Valdés Cocho, quien contó que al salir de la sede de ese instituto fue secuestrado por agentes de la Seguridad del Estado y conducido a la estación policial de Zapata y C.
"Cuando decidí regresar a mi casa (...) dos oficiales de la seguridad del estado, sin identificarse siquiera, me dicen que tenía que acompañarlos. Solo me dio tiempo de avisar a mi pareja de lo que estaba ocurriendo. Al negarme, como es lógico, acompañar a dos sujetos, desconocidos, sin identificarse, me llamaron a dos oficiales uniformados que se encontraban parqueando la patrulla 370 a unos metros de mí. Fui trasladado de la peor manera hacia Zapata y C, como un delincuente, un asesino o como la peor escoria que pueda existir", declaró el reportero de ADN Cuba en su perfil de Facebook, donde se ve con el pullover destrozado y varias marcas de golpes en el rostro.
Mientras tanto, el apoyo a Karla ha sido notable, al convertirse en tendencia entre los medios independientes cubanos y los comentarios en redes sociales de varios colegas.
«Karla, de 22 años, se encuentra ahora en Panamá, sola, sin saber bien qué hacer, porque no puede volver a Costa Rica, porque no es residente de ese país, ni le permiten viajar a Cuba. Por su estado actual ha pedido a sus colegas y amigos que compartan la noticia porque no se encuentra en condiciones para escribir», escribió en Facebook la periodista Mónica Baró.
«No sólo le quitaron el derecho a estudiar en Cuba cuando apenas tenía 18 años y la obligaron a irse a otro país para terminar la universidad. Ahora no la dejan regresar y está en un aeropuerto sola, sin poder ir a ninguna parte», dijo por su parte la periodista Claudia Padrón Cueto en esa red social.
"Esto duele. Hoy es Karly Sut y su familia. ¿Quién será mañana? ¿Quiénes han sido ayer? Tenemos que acabar con esta historia de dolor y violaciones", dijo también en un post en Facebook la activista Anamely Ramos.
Ambos padres de la joven periodista varada en Panamá se han mantenido dando declaraciones a la prensa independiente cubana. “Estamos destrozados, no sabemos qué es lo que va a pasar”, comentó en un video Jorge Luis Pérez Posada, padre de Karla.
Un vez conocidos estos sucesos, la Sociedad Interamericana de Prensa emitió un comunicado en el que condena "una nueva violación de los derechos humanos por parte del régimen de La Habana".
En 2017, cuando Pérez González cursaba el primer año de la carrera de Periodismo en la Universidad Central de Las Villas, fue expulsaba de este centro "por presentar problemas políticos", debido a su militancia en el movimiento opositor Somos+ y a una serie de publicaciones en medios independientes de contenido crítico al régimen.
Según se ha dado ha conocer en las últimas horas, luego de negociones entre las autoridades de Panamá y las de Costa Rica, la periodista regresó a Costa Rica, donde, según anunció José Miguel Vivanco, director ejecutivo para las Américas de Human Rights Watch (HRW), en su cuenta de Twitter, pedirá refugio.