La fundación del periódico Patria un 14 de marzo de 1892 es el motivo para que se celebre en Cuba el Día de la Prensa. Martí, su fundador, creó un espacio de comunicación para decir la verdad, para ayudar a crear estados de opinión y para unir a todos los cubanos. No solo con vistas a la guerra de independencia sino para comunicar los fundamentos de la República que ya habitaba en la mente y los corazones de los que cimentaron la Patria.
La fecha sugiere un debate sobre la vocación y la misión de la prensa. Lo que nos lleva a reflexionar en la ética del periodismo y los valores que deben inspirar a los medios de comunicación en esta era digital. Quiero compartir algunos de esos valores para que cada cual pueda valerse de ellos para hacer su propia evaluación de la prensa cubana.
La búsqueda de la verdad:
La verdad es el valor fundamental de los medios de comunicación. Son y están para buscar y difundir la verdad de los hechos, la verdad sobre las personas, y la verdad sobre el país y el mundo. La prensa no es para mentir. Prensa que miente pierde cimiento, orientación y prestigio. Prensa que miente sucumbe en su falta de credibilidad. Sería muy beneficioso que los que dirigen los medios de prensa tomaran nota de que el mundo ha cambiado para bien, que la comunicación social se ha democratizado, es decir, ahora todo ciudadano que cuente con un teléfono móvil se puede convertir en un periodista ciudadano. Que la Internet y las redes digitales diversifican de tal modo las fuentes de información de la ciudadanía, que el Estado y los gobiernos han perdido definitivamente el monopolio de las comunicaciones sociales. Por todo esto, se hace cada vez más visible y comprobable cuando alguien miente en los medios. Y crece la posibilidad del desmentido y la búsqueda de la verdad mediante el protagonismo ciudadano. El que miente en la prensa no construye, sino que serrucha el piso de aquello que dice defender. Prensa que miente pierde su vocación y desprestigia su misión cuando se hace tan patente y demostrable su mentira. El país pierde. Nos podemos preguntar sin dejarnos manipular: ¿Cómo evalúo a la prensa cubana según este valor de la verdad?
La libertad y la responsabilidad de expresión:
La libertad de expresión es un derecho humano que ningún gobierno o institución puede lesionar. No es libertad para mentir, ni libertad para dañar. Es libertad para hablar con honestidad e integridad
La libertad para expresar lo que pensamos y sentimos es otro de los valores que debe caracterizar a la buena prensa. La libertad está indisolublemente unida a la responsabilidad, que es la cualidad de cada persona para responder por sus actos, y para cuidar que la libertad no vaya a lesionar las libertades que le corresponden a los demás. La libertad de expresión es un derecho humano que ningún gobierno o institución puede lesionar. No es libertad para mentir, ni libertad para dañar. Es libertad para hablar con honestidad e integridad. Valdría preguntarnos: ¿Cómo evalúo a la prensa cubana según estos valores de la libertad y la responsabilidad?
Un lenguaje respetuoso, pacífico y claro:
El respeto es un valor y una actitud que debe tener todo periodista o medio que aspire a ser serio y profesional. El respeto y el lenguaje están íntimamente unidos. También las actitudes y gestos deben ser respetuosos, pero en la dinámica de las comunicaciones el lenguaje cobra una dimensión crucial. Es como la carta de presentación del comunicador y del medio. Un lenguaje respetuoso, pacífico y claro es el mejor canal de comunicación entre personas decentes, especialmente a través de los medios. Ética y lenguaje son dos pilares del buen uso de la prensa. Difamar, descalificar, poner epítetos o simplemente adjetivar demasiado son indicadores de una falta de respeto a los destinatarios del mensaje que se desea comunicar. ¿Cómo evalúo a la prensa cubana según este valor del respeto y el lenguaje pacífico?
La objetividad:
Una de las falsas herramientas que usa la prensa llamada “amarillista” o sensacionalista, para atraer a los lectores, oyentes o televidentes es la teoría de la conspiración y la manipulación de las conciencias.
Sí, ser lo más objetivamente posible es otro de los valores y actitudes de la prensa. Ser objetivo no es ser neutro. Ser objetivo no es relativismo moral, de modo que todo valga para el comunicador. Una de las falsas herramientas que usa la prensa llamada “amarillista” o sensacionalista, para atraer a los lectores, oyentes o televidentes es la teoría de la conspiración y la manipulación de las conciencias. Ver siempre, detrás de un acto diáfano y libre, a otros actores, a unas maquinaciones extranjeras o planes secretos es además de falta de objetividad y de pruebas, una irresponsabilidad que produce lo contrario de lo que se busca. Produce incredibilidad, falta de confianza en el medio, rechazo al comunicador. Hay que presentar pruebas, hay que investigar como periodistas y no suponer o manipular la información para meter miedo, crear opiniones falsas o desacreditar y aislar a los que son objeto de esas descalificaciones. ¿Cómo evalúo a la prensa cubana según este valor de la objetividad?
Otro elemento es la forma de argumentar. Existen variadas formas de argumentación, presentamos dos de ellas sacadas de un sitio jurídico:
Argumentar con razones y buena lógica:
Los argumentos lógicos deductivos son “aquellos que parten de premisas seguras o probables y extraen conclusiones seguramente válidas de ellas, yendo de lo general a lo particular. Se trata de un tipo de argumento común en las ciencias y la lógica formal, que sin embargo se encuentra limitado por la veracidad de sus premisas, que se toman como punto de partida. “Las cualidades fundamentales de un argumento son la consistencia y coherencia”. También hay argumentación inductiva, causal, por generalización y otras. Estas servirán para evaluar la defensa de una verdad, un hecho o una actitud. En los medios de comunicación lo mejor es presentar razones, no conspiraciones. Lo mejor es respetar a las personas, no criminalizar sus derechos.
“Es usado en debate para denotar un argumento hecho personalmente contra un oponente, en lugar de contra el argumento del oponente. Es una manera de argumentar en la cual uno de los individuos abandona la disputa apropiada y comienza a describir las cualidades reales o supuestas de su oponente. De esta manera, evita decir que sus argumentos racionales se han agotado, y al mismo tiempo sugiere al auditor que los puntos de vista del oponente son falsos. Además, la ofensa del ofensor está diseñada para desequilibrarlo y hacer que le sea más difícil responder adecuadamente a los argumentos presentados”. .
La primera forma de debatir es cuando se ofrecen argumentos, razones y principios para evaluar los hechos. La segunda es cuando el comunicador no se centra en los argumentos o en los hechos sino que ataca, desprestigia, sataniza a la persona que actúa. Esto denota, entre otras, dos realidades: o se ignora la ética de la comunicación, o se tiene que atacar a las personas porque no hay razones y argumentos para convencer que…la actuación es criticable o ilegal. Entonces los epítetos sustituyen a los argumentos. La condena personal intenta quitar todo su valor a la actuación. ¿Cómo evalúo a la prensa cubana según este valor de la crítica a las ideas o hechos, y no con el ataque a la persona que piensa diferente o actúa en coherencia con sus ideales?
No descalifico a personas, sea cual sea su manera de pensar o actuar, solo busco valores, principios y argumentos para que cada cual pueda usar estos criterios, o buscar otros igualmente válidos para hacer sus propias evaluaciones sobre la prensa y su uso. Aquí les dejo estos pocos instrumentos para los que deseen sacar sus conclusiones personales, quizá preguntándonos en cada cualidad si la prensa cubana satisface esos requerimientos éticos.
Esto puede suceder en cualquier medio, oficial o independiente, en cualquier país sea de un sistema o de otro. Claro está, para nosotros los cubanos tiene una prioridad evidente preocuparnos y ocuparnos por las realidades que están más cercanas y que pueden afectar a personas, grupos o instituciones de nuestra Patria. Pero no se trata de devolver ese mal uso de los medios asumiendo su mismo estilo, formas y errores. Eso sería una pugna por la decadencia. Una competencia hacia el descrédito.
Confío en que los cubanos paremos esta emulación por llegar primero a la descalificación. Es una afrenta al periodismo de Varela en El Habanero y el de Martí en Patria. La propuesta podría ser:
Aprender a evaluar como ciudadanos, con estas herramientas, y otras más, la calidad de nuestra prensa, del uso de las redes, del uso de los medios tradicionales.
No usar en el derecho a réplica los mismos métodos que criticamos.
Lo que equivaldría a entrar en una dinámica que rompa la cadena del oprobio:
Ante la mentira, actuar y responder siempre la verdad.
Ante la represión de las libertades y ante las irresponsabilidades, actuar y responder siempre con libertad de conciencia y con responsabilidad cívica.
Ante el uso de un lenguaje irrespetuoso, incendiario, conspiranoico, actuar y responder con un lenguaje respetuoso, ético y pacífico.
Ante la falta de objetividad, el sensacionalismo y la manipulación, actuar y responder con la mayor objetividad posible, la mesura y el respeto al criterio discrepante.
Ante la descalificación de las personas, actuar y responder con argumentos y buena lógica basando la respuesta en las ideas, no en las personas y sus historias privadas.
Solo rompiendo la cadena de mentiras, satanizaciones, violencia verbal y gestual, y ataques a las personas obviando los argumentos, Cuba podrá salir de esta crisis hacia una sociedad libre, responsable, justa, próspera y feliz.
(Tomado de Convivencia)