El nombre de Gisèle Pélicot ha abarcado los titulares de las últimas semanas. A las puertas del juicio en Francia a los 51 hombres que la agredieron sexualmente durante toda una década, Pélicot se enfrenta a un nuevo reto: la revictimización mediática.
Su exesposo, Dominique Pélicot ha sido catalogado como el mayor depredador sexual de los últimos 20 años. La drogó de forma sistemática mezclando somníferos con su comida hasta inducirle un coma de sueño, para luego permitir que otros hombres abusaran de ella sexualmente y filmarlo. Como suele suceder en los casos de violencia sexual, se ha suscitado un debato sobre el consentimiento. Muchos internautas (la mayoría hombres) han puesto en duda que se tratara de abusos sexuales, alegando que Dominique permanecía casada con su agresor mientras se perpetraban estos abusos hacia ella.
A la pregunta sobre si alguien de su entorno notó algún signo de los comas de sueño inducidos, sus familiares han declarado a la justicia: "Ella llevaba años perdiendo pelo y peso. Había empezado a olvidar días enteros y a veces parecía estar en trances oníricos. Llegamos a pensar que se trataba de Alzheimer". A finales de 2020, tras ser citada en una comisaría del sur de Francia, se enteró de las agresiones sexuales y psicológicas que había estado experimentando cuando quedaba inconsciente.
En los últimos días, se han sumado las denuncias de su hija y su nuera a uno de los juicios más perseguidos por la prensa internacional. Ambas alegan haber sido agredidas por Dominique, quien les tomó fotos estando inconscientes. Las imágenes han sido encontradas en la laptop del agresor, ubicadas en una carpeta que el mismo tituló: Abusos.
La mayoría de los medios de prensa no poseen las herramientas y empatía necesarias para cubrir casos de violencia de género. Los titulares potencian el morbo alrededor de la noticia obviando las vidas detrás de esta historia. Por decisión de el juicio será público: "Para mí el mal está hecho y no quiero que este proceso se desarrolle a puerta cerrada", ha expresado en su primera intervención ante el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse.
A la lluvia de críticas de aquellos aprovechan su caso para lanzar disertaciones sobre el consentimiento de Gisèle Pélicot ha respondido con estoicismo. Ha decidido transitar por esta sobre exposición social con un objetivo claro: que su caso despierte una nueva alarma, que problematicemos las relaciones matrimoniales en pos de velar por la integridad de nuestros seres queridos. En ocasiones, los agresores eligen estar demasiado cerca.
Dominique Pelicot se declara culpable, pero sus declaraciones y las de su abogada generan una intensa polémica
Dominique Pelicot, acusado de drogar durante diez años a su mujer y entregarla para que al menos 50 individuos (también acusados) la violaran en su propia vivienda en estado de inconsciencia, ha declarado este 17 de septiembre en el juicio de Aviñón después de varios aplazamientos de sesiones por su estado de salud.
Pelicot ha admitido los hechos que se le imputan y ha pedido perdón durante el juicio. Estas son algunas de sus declaraciones más relevantes.
"Soy un violador, como todos los acusados en esta sala. Lo sabían todo"
"Nunca he considerado a mi mujer un objeto. Desgraciadamente, los vídeos muestran lo contrario"
"Nunca toqué a mis hijos ni a mis nietos"
"Tenía la familia ideal, lo he arruinado todo y ahora debo pagar"
Las frases de su abogada Béatrice Zavarro durante su defensa:
"Lo que hizo es monstruoso. ¿Es un monstruo? No estoy de acuerdo, y me dedicaré a demostrarlo"
"Es un hombre entre los hombres"
"Él también sufría por ver los abusos. Trató de parar, pero la adicción era más fuerte"
"Uno no nace perverso, se hace"