DESPERTARÉ
Cita contigo en mi silencio abierto
Donde el ansiar y el renunciar concurren
Gozo de Ti en mi presencia simple
Dicha solemne
Lento sangrar de mi pasaje, empeño
Del recio hacer en la intemperie, trueque
De la desgracia por la redención
Puño de músicA
Vibro, y se esculpe tu discurso en mí
Tejo tu voz en mi callar, te erijo
Arquitectura de mi trascender
Vida saLvada
Vida del sueño en que redimo el día
Sueño de vidA que me aferra al polvo
Golpes del soy en este torpe pulso
Lúcido, enorme
Desamarrando Mi aventura indócil
Tu posesión y mi dación guerreando
Y rebeldía y volición mintiendo
Cielo y anillo
Y avanzo indemne por tu laberinto
Desciendo íntegro a tu cifra, Amor —
Tálamo mutuo de este mundO, en donde
Veo en mi alma!:
DESPERTARÉ
(Fragmento de “Desde el sueño”, en Hymnos, Ed. Homagno, Montreal, 2014)
SEMEJANZA
Soy la presencia en el astro
Y la silla en la conciencia.
Soy la conciencia del acto
Y el imposible como ciencia
De ser, el hambre tremenda
Esperando el milagro.
Soy leyenda.
La brasa como un lirio:
La sábana.
Mi aventura pequeña como una
Parábola.
Verdadero y abierto.
Sin mácula.
Habla, corazón,
Que te han secuestrado la palabra
Pero jamás el don.
Habla muy alto de amor
Con Dios.
No me quitarán la patria
Que me dio el bisabuelo, con sangre
Y con ansia.
Yo la sostengo en el alma.
Yo la edifico con ganas.
Yo soy un príncipe de Alegría
Que Tú has criado y que te fía:
Yo pronuncio la exuberancia
Que tu plétora me escancia;
Yo estoy más allá de mí mismo
En la cumbre y en el abismo;
Yo estoy salvado en la porfía
De lo que afirmo y lo que miento;
Yo soy Hijo de Dios, atento
Al Día.
Que no me duela nada.
Ni el futuro ni el llanto
Ni el pasado o la rabia.
Que no me tenga lástima.
Impasible de amor
Mire yo lo que pasa.
Que se me yerga el alma.
Que a la cumbre ofrendemos el trabajo
De abajo
Y en la cima
Sacrifiquemos el relajo
Que nos obstina,
Bajo
Carajo.
El dominio de mi casa
Creciendo desde un árbol
Por Dios y por el alma.
Mi sitio en la patria.
Sed hoy dichosos
Varones de la suerte
Muchachas del gozo
Parejas de la eternidad ahora:
Dios les adora.
Sed felices, matrimonios.
Un hambre de gracia
No cesa
Una urgencia de belleza
Que no sacia
Una ausencia de toda desgracia
En la que estoy clamando yo
Príncipe de tu certeza.
Ayer
Supe crecer.
En la sima del hoy
Soy.
Espero el mañana.
La muerte y la vida temprana
Sin fin.
Que yo no interrumpa el bien.
Que pase
Y me arrase
Y al otro, y a nadie, y a cien.
Hace y deshace
Y el bien siempre está bien.
Del bien
Rehén.
Vivir el día a día
Amoroso
Cumpliendo el don de ser, el gozo
De la ley de existir que me cría,
El sufrimiento y la desgracia en armonía
Sin pasado ni futuro, el tiempo
De mi obediencia, portentoso.