Las procesiones de la Virgen de la Caridad del Cobre, este año han sido especialmente multitudinarias en toda Cuba. En una muestra de fervor, como cada 8 de septiembre desde que tales manifestaciones dejaron de estar prohibidas oficialmente, el pueblo desbordó las calles del centro de la ciudad de Ciego de Ávila con velas encendidas, flores, cantos y plegarias. Pero, esta vez llamó la atención la inmensa asistencia, muchos comentaban que no recordaban un fenómeno religioso tan masivo en la época de la revolución, desde los años 90 del siglo XX, cuando los templos en la isla se llenaron en medio de la conocida como Crisis de los Balseros. Sin duda en época de grandes incertidumbres y dificultades suele haber una búsqueda mayor de fe.
Esto vuelve a reafirmarse, cuando sobre el país se ciernen grandes dificultades económicas y se habla de un posible segundo Periodo Especial. Las oraciones en esta festividad pedían, entre muchas otras obras de caridad, la intercesión de la Virgen por integrantes de la familia varados en otros países, o que atraviesan actualmente fronteras peligrosas, tratando de llegar a Los Estados Unidos, así como por aquellos que planean emigrar. Son estas procesiones marianas los mayores desfiles públicos que ocurren en Cuba de manera espontánea, sin que nadie sea citado o presionado para asistir. Por eso, en medio de una multitud heterogénea, una vez más la noche de la isla se iluminó con un masivo y sentido clamor hacia la Madre de todos los cubanos.