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Tecnología | Guía básica para evitar amplificar información falsa o engañosa en redes sociales

La información falsa en redes sociales se comparte “significativamente más lejos, más rápido, más profunda y ampliamente” que aquellas informaciones que son ciertas.

Computadora y datos alrededor.
"Desinformación". | Imagen: Pixabay

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La propagación de información falsa es un fenómeno que ha proliferado a través de Internet, especialmente en las redes sociales, con el objetivo de manipular la opinión pública. Muchas veces esta desinformación tiene detrás intereses electorales, políticos o lucrativos.

Un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en 2018 reveló que las informaciones falsas en redes sociales se comparten “significativamente más lejos, más rápido, más profunda y ampliamente” que aquellas que son ciertas “en todas las categorías de información”.

En la investigación, del análisis de 126 mil publicaciones en Twitter entre 2006 y 2017 resultó que, como promedio, las informaciones falsas recibían un 70% más de retuits que las verdaderas. Esto propició que un mayor número de usuarios, a su vez, fuera expuesto a estas noticias.

A continuación, te ofrecemos una pequeña guía para poder identificar y hacerle frente a las informaciones falsas o engañosas.

¿Cuándo debo dudar de la veracidad de una información en redes sociales?

Una de las principales características de los contenidos engañosos suele ser la apelación a nuestros sesgos cognitivos, sentimientos y emociones para ofrecer “validez”. De esta manera la información pretende conseguir mayores niveles de viralización en las redes.

El escritor Eduard Encina
Una de las principales características de los contenidos engañosos suele ser la apelación a nuestros sesgos cognitivos, sentimientos y emociones para ofrecer “validez”. | Imagen: Árbol Invertido

La experta en ingeniería social y psicohacking, Christina López Tarrida, asegura que nuestros cerebros utilizan algunos atajos llamados heurísticos que “nos pueden llevar a juicios incorrectos o interpretaciones erróneas”. Además, resalta que los seres humanos somos seres emocionales, tendentes a tomar decisiones basadas, primeramente, en nuestros sentimientos, y luego justificándolas de forma racional:

A veces, esa decisión puede ser la de compartir una noticia falsa por el simple hecho de que nos ha ocasionado alguna emoción que ha secuestrado nuestra capacidad de racionalizar y reflexionar sobre ella.

Es posible que otorguemos mayor confiabilidad a una información que coincide con nuestra propia manera de pensar. A esto se le llama sesgo de confirmación y puede conducirnos, de forma inconsciente, a desechar aquellas de las que diferimos, aún si son verdaderas.

Por esta razón es conveniente analizar en qué nivel una información intenta aprovecharse de estos elementos. Hay que tener en cuenta que estas son herramientas que utilizan quienes elaboran las informaciones engañosas para obtener una respuesta rápida y emocional de sus potenciales consumidores y atrapar mayores audiencias.

Información falsa: origen de la noticia y contexto

Algunos sentimientos son más costosos de mantener bajo control, como aseguró la especialista. El enfado, el miedo, el morbo, la curiosidad, la compasión y la urgencia sobresalen en esta valoración. Es muy probable que, si una pieza informativa intenta recurrir a estos, se trate de un “bulo”.

De acuerdo con el profesor del departamento de periodismo de la Universidad Complutense de Madrid, Jesús Miguel Flores, algunos de los campos informativos más susceptibles a ser receptores de noticias falsas y engañosas son la política, la ciencia y la salud. Es recomendable prestar especial atención a informaciones relacionadas con estas áreas.

Para el experto en comunicación digital, Augusto Ventín, “la clave está en desarrollar un pensamiento que permita a las personas identificar el origen de la información para ponerla en contexto y, así, entender las noticias o los contenidos que se difunden”.

También es aconsejable desconfiar de aquellos reportajes “exhaustivos” y las publicaciones “bomba”, que se comparten tan pronto como se desarrollan los hechos que tratan. Generalmente realizar una investigación de este tipo requiere tiempo y el trabajo de profesionales cualificados en la materia.

¿Cómo verificar una información que me genera dudas?

Tanto el portal de noticias BBC News como la empresa consultora de medios digitales Cuadrangular aseguran que es fundamental leer la información entera antes de decidir compartirla. Es posible que solo el titular y los primeros párrafos no contengan la información necesaria para determinar si el fenómeno o acontecimiento descrito es verdadero, falso o engañoso.

“La mayoría de las personas se quedan solo con el encabezado, y en gran parte de los casos están redactados para generar una reacción inmediata del lector sin que este entre en detalles sobre el hecho. A veces solo con leer la información que acompaña al contenido puede ayudarte a identificar si es veraz o no”, publicó el consultor digital político Julio Moreno.

No obstante, si luego de leer íntegramente una publicación sigue generándote dudas, hay una serie de pasos que puedes seguir para confirmar o desestimar tus sospechas:

1.- Antes de compartirla, escríbela en Google o en el buscador de tu preferencia: Si bien esto no garantiza 100% la veracidad de la información, es más probable que otros medios de comunicación la hayan publicado si es una información veraz. En caso contrario, si es falsa o engañosa tal vez sitios que se dedican al chequeo hayan verificado que no tiene sustento.

Si ninguna otra fuente ha publicado sobre la información, o es imposible de verificar, no se recomienda compartirla, ya que puede ser falsa.

2.- Revisa las fuentes y la autoría del contenido: Si una publicación carece de fuentes sustentables o amparadas en documentos oficiales, preferentemente, no la repliques e insiste en desconfiar, pues podría tratarse de un rumor no confirmado, o de una información falsa. Además, las fuentes, en caso de existir, deben ser legítimas, acreditadas para hablar del tema en cuestión y confiables (no confíes en quienes hayan compartido desinformaciones con anterioridad).

También es buena idea verificar quién es el autor, para qué organizaciones o medios trabaja, y su filiación política (en caso de que comparta información de este tipo). En caso de existir algún posicionamiento ideológico en la información, puede ser engañosa. Si la noticia hace referencia a algún medio de comunicación, comprueba que efectivamente esté publicada en su sitio web.

El soporte de WhatsApp contra la desinformación añade que “con frecuencia, muchos de los mensajes y enlaces no deseados que pudieras recibir tienen faltas de ortografía o errores gramaticales, y te piden información personal, o que reenvíes el mensaje a otras personas o grupos”.

El sitio web del gobierno de Argentina recomienda fijarse bien en las URL (dirección electrónica) de las noticias que vemos en redes sociales, porque “se pueden hacer pasar por sitios verdaderos con nombre parecidos”.

3.- Verifica que la información haya sido publicada en el contexto adecuado: A veces circulan en las redes sociales noticias en una fecha distinta a la que ocurrió, o imágenes que nada tienen que ver con el argumento. Lo primero se puede comprobar contrastando las fechas en Google, y lo segundo, descargando la fotografía y realizando una “búsqueda inversa” para comprobar si otros sitios la publicaron en el pasado, en alguna de estas webs: https://images.google.com/ o https://reverse.photos/.

Estudios han demostrado que es más probable retener contenido visual y gráfico que aquello que leemos o escuchamos. De esto se valen quienes comparten desinformaciones para alcanzar hasta un 84% más de visitas de su contenido: a veces con imágenes editadas o sacadas de contexto.

4.- Comprueba las citas textuales y los datos que aparezcan en la noticia: Sobre todo las informaciones sobre hallazgos científicos, salud, política, temas de seguridad y descubrimientos sorprendentes deben hacer referencia a sus fuentes (artículos científicos avalados, investigaciones, declaraciones oficiales). También las citas directas deben ser exactas, algo que se puede contrastar con lo publicado en otros medios. Asegúrate de que los datos publicados tienen sentido.

5.- Contrasta los mensajes que veas en distintos soportes: Uno de los sesgos que pueden llevarnos a difundir noticias engañosas es el efecto contraproducente de familiaridad, es decir, “que cuanto mayor es la frecuencia con la que somos expuestos a una determinada información, con independencia de su veracidad, mayor es la probabilidad de que la aceptemos como cierta”.

También la necesidad de “validación de interacción social” puede llevarnos a asumir que una información compartida por amigos o familiares es verdadera, “porque de esta manera, reforzamos nuestro sentido de pertenencia al grupo”.

6.- Revisa si la publicación fue desmentida anteriormente: Existen muchos medios que se dedican al chequeo de informaciones y se especializan en detectar notas sensacionalistas y engañosas que tienen la intención de captar más usuarios. Algunos ejemplos de estos medios son:

Además, existen algunas páginas web, como la agencia Télam, que proporcionan herramientas para aprender a verificar informaciones engañosas, en este caso, sobre la pandemia.

7.- Si alguien te compartió información incorrecta, avísale: Es la recomendación para frenar las cadenas desinformativas que circulan por WhatsApp según la propia plataforma. Además, si esta persona incurre en distribución de informaciones engañosas recurrente, es posible reportarla para que no vuelva a hacer.

La empresa también advierte que los mensajes “reenviados muchas veces” (es decir, más de cinco veces después de ser enviados por primera vez) pueden ser falsos o imposibles de verificar, entre otras razones porque se “desvanece” el autor original.

8.- Si algún contenido te parece sospechoso o dudas de su veracidad, puedes enviarlo a nuestro equipo de verificación y lo chequearemos por ti.

Para esto puedes enviar un correo electrónico a cubachequea@arbolinvertido.com o mencionarnos en Twitter (@arbolinvertido) junto con la etiqueta #CubaChequea.

No compartas información sin antes comprobar que sea veraz.

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Ynariel

Ynariel

(La Habana, Cuba). Escritor, periodista y actor de teatro. Ex-colaborador del festival de cine "La Muestra Joven". Ambientalista y promotor del veganismo en Cuba.

Encargado de #CubaChequea, sección de verificación de Árbol Invertido. Para enviar opiniones o sugerencias: cubachequea@arbolinvertido.com

Comentarios:


Servando Gonzalez (no verificado) | Dom, 02/10/2022 - 00:17

La información falsa no existe. Y no existe porque los científicos nunca han podido definir qué cosa es la información. Es por eso que Shannon and Weaver llamaron a su nueva teoría "Teoría de la Comunicación" y no "Teoría de la Información".

Ahora bien, desde un punto de vista práctico podemos decir que toda información proveniente de fuentes oficiales —de cualquier país de este planeta— puede considerarse que contiene no menos de 90% de desinformación. ¿Por qué? Porque los gobiernos están compuestos de políticos y, por definición, un político es un mentiroso.

Además, en estos momentos casi toda la información proveniente de fuentes científicas "serias" —como el Instituto tecnológico de Massachussest (MIT), que Ynariel cita en su articulo— hay que tomarla con mucho cuidado, prque esas institutuciones reciben sus fondos de grandes corporaciones, y el objetivo esencial de toda corporación no es decir verdades sino aumentar las ganacias de sus inversionistas. Por ejemplo, la mentira del Coronavirus resultó en ganacias billonarias para las compañías que crearon las "vacunas".

Así que, mucho ojo y una gran dosis de excepticismo sobre información procedente de esas fuentes.

Ynariel (no verificado) | Mar, 04/10/2022 - 09:54

Hola, ¡muchas gracias por su comentario! Solo algunos apuntes:

1- La información falsa sí existe, como también existe la "información". Por supuesto, hay diversos debates acerca de su conceptualización, entre ellos los de los teóricos de la Comunicación (como Shannon and Weaver). Sin embargo, para una mejor compresión del trabajo (tenga en cuenta que es un artículo periodístico) decidimos utilizar la definición dada por la Red de Periodismo Ético (ETJ) que define información falsa como: «Toda aquella información fabricada y publicada deliberadamente para engañar e inducir a terceros a creer falsedades o poner en duda hechos verificables».

2- La investigación del MIT es pública, y analizó (como se puede comprobar) aproximadamente 126 mil historias tuiteadas por 3 millones de personas, chequeadas por 6 organizaciones de verificación diferentes, las cuales coincidieron entre un 95 y un 98 por ciento en sus clasificaciones. Por supuesto, es válido seguir dudando, pero hay otros factores que la hacen confiable (por si no fuera suficiente), como el prestigio del MIT o la revista Science (que la publicó), que podría verse comprometido, o incluso que ninguna otra investigación seria la contradice.

3- El Coronavirus es real. Las vacunas también son efectivas. Evidencias e investigaciones públicas al respecto hay de sobra. Si dudas, puedes consultar los datos emitidos por instituciones, gobiernos, o, incluso, preguntar a profesionales en tu área que puedan hablarte al respecto.

¡Saludos!

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