A Yaumara Oviedo (La Habana, 1971) la conocí cuando las Krudas Cubensi estuvieron de gira por Europa hace ya un par de meses. El día de su concierto en Madrid, La Yayu, como también la conocen sus amigos, subió al escenario en un momento de la presentación y acompañó los cantos de las Krudas, con movimientos sensuales y enérgicos.
Desde muy joven se preparó en la danza afrocubana con grandes profesores como Juan de Dios Ramos Morejón, Luis 'Aspirina' Chacón, Tito Junco Martínez, entre otros. Puede interpretar a Elegguá desbrozando montes, abriendo caminos con el garabato. Puede representar la virilidad de Changó y la gracia de Yemayá.
Estos orishas no solo conforman la práctica religiosa de origen yoruba, también intervienen en eso que podemos llamar idiosincrasia cubana.
Los apelativos que han marcado a estas deidades han estado sujetos a lo peyorativo. Sin embargo, estas “cosas de negros” han ofrecido al imaginario popular aprendizajes y modelos de conductas. En los patakíes que relatan sus vidas, están los celos, el engaño, la traición, pero también el amor, la lucha y la entrega. Si de algo debemos alegrarnos es que parte de nuestras creencias y tradiciones estén ligadas a este acervo, que tiene en los saberes de la naturaleza sus principales impulsos.
La Yayu tiene coronado a Elegguá y su madre es Oshún. Su vínculo con la religión se encuentra tan enraizado como su relación con la danza. Sabe de los poderes de ambos, de su magia.
En su primer día de profesora de academia (momento en que aprovechamos para hacer esta entrevista) está un poco nerviosa. Tenemos poco tiempo para hablar antes que comiencen las clases a las que asistiremos principalmente amigos y colegas. Nos sentamos en un banco, ubicado en una intersección donde confluyen varias calles. No sabemos si el ruido ambiente entorpecerá el audio, pero igual lo intentamos, pues debemos estar cerca de la escuela Paso a Paso, ubicada en Lavapiés, Madrid, donde Yayu tendrá su espacio cada viernes.
Yaumara se emociona cuando habla de su maestro Juan de Dios, quien fundara en 1975 el Conjunto Folklórico Raíces Profundas. Con este grupo, La Yayu pudo aprender de rumba, guagancó, columbia, cha cha chá, mambo, son, danzón, conga entre otros ritmos.
Inmigrar no ha sido fácil para ella, solo en pocas ocasiones ha podido trabajar en lo que ha hecho desde 1989 cuando en los talleres impartidos en el Conjunto Folklórico Nacional de Cuba, se inició en la danza profesionalmente.
Este reciente impulso de restablecer sus enseñanzas danzarias lo asume desde la persistencia y desde la certeza que no tiene otra manera de habitar el mundo.