Hay algo soberbio y poderoso en su aspecto espontáneo, descuidado, más propio de un profeta exiliado que habita sobre una cumbre estrecha. Lo visité por primera vez allí, en su casa vieja de la calle Rosario, a principios de este siglo. Habíamos coincidido antes cuando se fundó la Unión Católica de Prensa en un templo de esta ciudad en 1996. Su leyenda es la de un escritor independiente, un hombre-isla en el centro, peleado con el orden de cosas imperante en Cuba. No he dejado de volver sobre mis pasos una y otra vez. Tiene, además, el don suave de la simpatía.
En su casa, entre sus objetos averiados por el tiempo o revestidos de simbolismo, me siento en total confianza y en presencia de la poesía como un deber. Cuando casi todos se iban o planeaban emigrar, él echaba raíces. Y cuando la mayoría de los escritores cubanos se amargan por el éxito esquivo, se frustran por no estar en el círculo de los premios o en la lista de los viajes, él se reafirma con su alegría casi infantil, mesándose su barba blanca, al saberse en la dulzura de la sombra, apartado, por su propia voluntad. Crea infatigablemente. Le prometió a la Virgen en 1991 que nunca volvería a publicar su poesía en Cuba.
Prepara la “Peña del Júcaro” en el patio un día al año como un ritual de renovación de ese “sol del mundo moral”. Parece un ser público apartado de todo, pero, al mismo tiempo, conectado esencialmente con Todo. Escritor, poeta visual, crítico de arte, martiano, cristiano. No tengo dudas de que se trata de una de las personas más lúcidas, rigurosas, auténticas y laboriosas que conozco. Siempre quise entrevistarlo en alguna de mis visitas a su casa, o sea, atraparlo, quedarme con algo de su voz. Pero, o estaba en medio de un proceso poético, o tenía que cumplir las faenas propias de la subsistencia, cuando no había un grupo de jóvenes filmándolo. Por fin, le tendí una trampa de trece preguntas.
Iniciamos así, en la revista Árbol Invertido, una serie de publicaciones en su homenaje, con textos suyos y sobre él y su obra.
1. ¿Fuiste siempre el escritor independiente o marginado que conocemos hoy, además católico y martiano? ¿Qué transformaciones hubo en el “camino a Damasco”, con las que te sientas más orgulloso?
Todo cubano actual, incluyendo a los exiliados, son marginados de la patria… mira a esos mayimbes que se creyeron estadistas y fueron puestos al margen sin que nadie les dedicara una elegía… A mí empezaron a marginarme a los seis años, pues siendo el estudiante con mejores resultados en el aula o la escuela, nunca me seleccionaban como destacado. Me explicaban que yo era hijo de una maestra normalista, es decir, un retoño de la pequeña burguesía; y que esos rangos eran solo para los hijos de la clase obrera. Yo soy hijo de un panadero, mi mamá no procedía de la pequeña burguesía sino de la aristocracia obrera de los ferrocarriles, muy bien pagada, por cierto, pero así y todo tengo que agradecerle a los comunistas que me marginaran por ser martiano, pues justamente a esa edad mi mamá me leía La Edad de Oro. Soy martiano desde los seis años y eso lo explica todo. Mi mamá era católica no practicante. En mi casa el cristianismo era una realidad práctica de todos, no una praxis eclesial. Al marginarme desde pequeño, los comunistas me ayudaron a identificarme con mis raíces familiares y nacionales. Ellos estaban claros: con esas raíces yo no podía ser revolucionario jamás, por mucho que me esforzara… En sexto grado al fin reconocieron mis méritos, pero solo porque la directora de la escuela era una maestra normalista que, procediendo de la burguesía, había peleado en el 26… Unos meses después la botaron del Partido y del magisterio, en la purga del año 68… En mi conversión no ha habido realmente cambios súbitos como el de San Pablo, sino paulatina, intensísima, dolorosa y jubilosa anagnórisis. Y uno no debe sentirse orgulloso de su kerigma, es decir, de la fineza con que Dios te cuida y te llama. Ni de la forma que uno obedece. Debe sentirse agradecido. Y sí que lo estoy. Sobre todo, de un acontecimiento mayúsculo: la Presencia que recibí cuando estuve tres días tras la reja en 1991. La relato en el hymno “Al Sol del Centro”.
2. Me llama la atención tu amistad con Cintio Vitier, un gran poeta y ensayista, pero cuyas ideas políticas los colocaron en situaciones opuestas. Él, una especie de ideólogo del sistema, cortejado, y tú digamos que, todo lo contrario. ¿Hasta qué punto se respetaban o se trataban de influir? ¿Hizo algo él por sacarte del ostracismo?
Conocí a Cintio en 1984, el día de la apertura de la Casa de Lezama. Recuerdo la tensión de aquella noche… parecía que estábamos haciendo diversionismo ideológico por el mero hecho de estar ahí… no se sabía si aquella política de apertura a Orígenes triunfaría… todavía diez años después los generales se manifestaban contra Orígenes y el maricón de Lezama… Yo era un completo desconocido con 27 años, pero hablé de la veneración de Orígenes entre la gente de mi generación. Cintio era entonces un marginado perfecto, una figura histórica a la que se le trataba con un respeto helado, lleno de desconfianza, y a la cual de cuando en cuando ofendían para marcar la superioridad y la diferencia. Que un joven lo defendiera en público le gustó, sobre todo porque había algunos treintañeros presentes, que pasaban por origenistas y que no dijeron una palabra aquella noche… Nos hicimos amigos y tuvimos una relación siempre maravillosamente polémica. Si algún día se publicara nuestra correspondencia se vería mejor, pero basta leer las cartas suyas que guardo para darse cuenta de que no era la relación habitual maestro-discípulo. A finales de la década del noventa tuve un encontronazo en su casa que no sé si alguna vez relate, pero recompusimos la amistad con sabiduría, pues todo lo que nos unía, Cristo, Martí, la poesía, la patria, era inmenso comparado con esta grosería del comunismo y sus disparates… “No convirtamos la comunión de los santos en un ismo”, escribió Cintio en Raíz Diaria. ¿Hace falta más claridad? Yo me proclamo continuador de Cintio Vitier. No de sus errores en ningún plano, que fueron los de Orígenes y los de un pueblo que ha desconocido siempre los valores de la democracia. Actualmente los jóvenes odian a Cintio: sería preferible que lo leyeran. Lo acusan de ideólogo, y al rechazarlo en bloque actúan ideológicamente. Ahora que me has pedido criterios sobre mi obra, veo cuán gentil era este maestro, el mayor crítico cubano de todos los tiempos, uno de los grandes de la lengua, al comentar por carta, una y otra vez, los poemas de un desconocido conflictivo, mis cuentos, mis ensayos, incluso cuando ya estaba muy enfermo. Me predicó el cristianismo y eso fue importante para mí. Me celebraba en privado y en público como un hombre honesto, y, figúrate, como el poeta joven más importante del país, y finalmente gestionó la publicación de mi libro sobre Eliseo,1 que acepté después de consultar a Homagno —que llevaba más de diez años intentado publicarlo fuera—, y que se hizo tal como yo quise, sin censura ni renuncias. Cuando la editorial se negó a aceptar mi diseño de un libro objeto, él me apoyó. Escribió lo que hoy es el epílogo del Libro de Jóveno, publicado por Homagno. A partir del 2000, yo le prometí a la Virgen no publicar mi poesía en Cuba, y desde entonces solo he admitido la edición del Elíseo, porque hay que exigir también el derecho a publicar. Mi ejemplo de vida y mis textos desafiaban a Cintio, pero a él le gustaba eso, casi que me lo pedía, me buscaba la lengua aun cuando yo evitaba, después de su infarto, hablar de política con él… Sigo en deuda con él. Y es desalentador ver cómo escritores y artistas que se las dan de demócratas se dedican al insulto y la ideología, a la ignorancia y las excomuniones, a la intolerancia y el odio, como el peor de los comunistas. ¿Por qué no se meten con los generales?
3. Las preocupaciones cívicas han ido desapareciendo en la isla mientras más lejos queda el recuerdo de la República soñada que Eliseo Diego cantaba en su libro En la calzada de Jesús del Monte: “no tenga miedo de morirse,/ contra la nada estará la República”. Diste a conocer en 2015 el “Acuerdo de los cubanos”, donde afirmas en el primer enunciado: “Estamos constituidos en Patria con el nombre de República Cubana para el culto a la dignidad plena del ser humano, con todos y para el bien de todos”. ¿Qué te motivó a elaborar este documento poético-político?
Dices, siendo tú un lírico de categoría, un documento poético, como con una interrogación sobre su validez… Estudié algo de Derecho, y a mi juicio ese documento es simplemente jurídico… Tiene antecedentes, los juristas españoles lo llamarían un fuero… He estado discutiendo en la prensa opositora el problema constitucional cubano, y esa es mi respuesta. Sí, sí, uno de mis más finos discípulos me preguntó qué era eso de la dignidad, pues él no sabe qué es… Los anglosajones nacidos en Cacocún detestan la poesía, Martí, Cristo: son reliquias del soñadol Almanza, un carcamal que no tiene cuenta en Facebook… Cuando Cacocún sea la Florida, y los maestros cubanos vayan armados a las secundarias, quién va a acordarse de algún culto que no sea el del rifle… Es el sentido de la responsabilidad —por favor, no me digas que tú tampoco sabes qué es esto, porque sí que lo sabes—, responsabilidad con el prójimo, pero al mismo tiempo con Cristo el Señor, lo que me obliga a decirles, con ese texto, a mis conciudadanos: en este país han vivido unos profetas que nos han dicho cómo debemos vivir, cómo debemos convivir. Pongámonos de acuerdo, demócratas y comunistas: ¡podemos convivir en Martí! ¡Con todos, para el bien de todos! No me escuchan y está bien. Pero tengo que decirlo. El que tenga oídos, oiga. Por otro lado, esta ausencia de cívica que envenena a Cuba destruye al mundo entero. Necesitamos documentos poéticos convertidos en acción social y política, necesitamos escritores, artistas, tecnólogos, científicos, deportistas, sacerdotes, maestros, que les digan a los políticos: basta de usurpar nuestra soberanía, vulgares individuos. Nosotros somos finos: practicamos, como dice un poema tuyo, “una obediencia más fina”. Nosotros somos la corona del Pueblo. Queremos, con el Pueblo, Vida, Vida en Abundancia. San Joseph Beuys, ora pro nobis!
4. Dices en un poema: “Nunca el odiar ni la palabra triste”, lo cual asumo que sea una carta de intención. Vivir aislado en el centro de una isla y una sociedad monolítica que te excluye, día a día, debe de ser una prueba compleja. ¿Te has propuesto no amargarte?
El género comedia ha desaparecido del cine… Chaplin y Tati son autores extraterrestres… Cioran afirmaba ser triste por definición. No en balde es tan leído y reverenciado. Está de moda amenazar con el suicidio en la piscina. Debe de ser que no tengo piscina… y las amo. Mi marginalidad no es solo social o política, es también estética y espiritual, puesto que soy alegre por definición. Soy alegre por la gracia de Dios. No puedo decir más sobre el asunto. Excepto que hasta hace poco los cubanos nos definíamos por la alegría… Anoche los actores de Teatro del Viento gritaban en la escena: ¡Fiesta, fiesta! Una escena de barricada democrática… He padecido muchos momentos de amargura, y de desesperación y desesperanza, estoy enfermo y cada vez más cerca de la muerte, pero yo grito como los muchachos de anoche: ¡Fiesta, fiesta! Eso sí, la Alta Gracia de la Alegría tiene que ser defendida y cultivada. A mi edad, por ejemplo, he decidido no recordar y no calcular años: solo un presente alegre, obediente e intenso, así me esté muriendo. Piensa más bien en este otro endecasílabo: “La entrega es fundamento de alegría” (hymno “Anual”).
5. Una vez, en un correo electrónico, me respondiste a un acertijo con esta especie de cifra existencial: “Voy al Creador no con creaciones, sino con tres acciones: haber cuidado a unos viejos, haber orientado a unos nenes, y haber ayudado a crear una comunidad de amigos, el grupo Homagno”. ¿Pudieras describir estas actividades aparentemente tan sencillas que justifican haber vivido?
¿Voy a comparecer ante el Creador con mis… creaciones? Tareas sencillas sí, pero no fáciles. Cuidar a siete ancianos en estos años de espanto y miseria, el último yo solo, siendo él retrasado mental y con demencia senil, es en efecto una actividad sencilla, sobre todo si se tiene en cuenta que en ese cuarto de siglo he creado lo fundamental de mi obra, sin dejar de mantener una postura cívica. A los nueve años sabía que iba a ser escritor y maestro, y me siento más feliz como maestro que como escritor. He contribuido a la formación de muchas personas, y eso sí que me hace sentirme orgulloso… literalmente no puedo dejar de enseñar, sin cobrar un centavo. Pero he tenido también dolores y decepciones, y hasta traiciones, en ese trabajo. Lo que no logro con mis discípulos es que adquieran sentido social, la capacidad de trabajar con otros, de hacer patria… Muy pocos lo intentan. Encerrados en su castillito, incluso cuando ya están supuestamente libres en Extranjia. Ahora acabo de recibir un mensaje al teléfono del artista Lester Álvarez, uno de los que lo intenta aquí con éxito… El grupo Homagno es una metáfora de la posible unión de los cubanos en torno a Martí. Somos diversos, pero el culto de que hablo nos unifica. De ellos he perdido la cercanía, están exiliados. Un escritor puede morir con la convicción de haber alcanzado la posteridad, y de inmediato caer en el olvido… es el caso de Guillén el malo. Es poesía cuidar a la familia, enseñar a unos jóvenes maravillosos, ayudar a crear, con el poeta Carlos Sotuyo, un grupo de amigos. Me siento justificado con esas tareas, no con mi literatura, vocación que también defiendo fieramente: si el Creador me hizo creador es por algo. ¡Y cada vez más creador! Tú eres uno de los delincuentes que me ha metido a periodista…
6. Dentro de tu casa uno se encuentra como en un estado de poesía, acumulas tiempos, saberes y juegos. Aparecen aquí y allá restos de performances o instalaciones. Tus poemas visuales se confunden con los muebles. Accedemos a una antigua cochera convertida en galería de arte. Hasta las piedras y algunos árboles del patio responden a un plan simbólico. ¿Intentas que no exista a tu alrededor nada vacío o exento de significado? ¿A qué tipo de vacío más le temes?
Cuando creía ser ateo le temía al vacío de no ser… Fíjate que digo al vacío de no ser, no del no ser. No hay vacío del no ser. No hay no ser. Pero cuando uno no sabe que no hay no ser, de noche, a la hora de dormir, te atrapa la certeza de que en algún momento vas a no ser… y es intolerable, demoníaco… te sientes estrangulado, loco… no sabes cómo es que vas a existir al día siguiente, con esa certeza demoledora… Ese espanto conduce a las pastillas, la droga, la conducta violenta, delincuente y revolucionaria… Es más sencilla la salud de gritar la verdad, como decimos tú y yo en la misa: Pleni sunt! Llenos están el cielo y la tierra de Su Gloria! Hosanna en el cielo!
7. ¿Qué es para Rafael Almanza la poesía visual?
Un crecimiento indispensable de la poesía por medios en apariencia ajenos. En sus orígenes la poesía fue oral y cantada. Luego fue reduciéndose al texto escrito para una lectura casi exclusivamente silenciosa, entre otras razones porque sus valores ya no podían ser entendidos cabalmente por la simple audición. Esa lectura en silencio no era sino una lectura con la vista, y los valores de la visualidad siempre estuvieron presentes. En el colmo de ese encierro, en el hermetismo de Mallarmé, estalla pues la visualidad del discurso por un golpe que no fue de azar. Estalla además el discurso en sí para una ampliación de las posibilidades semánticas del poema, lo que prepara la lectura proceso de la poesía concreta, medio siglo después. En la era de la imagen en que vivimos, es normal que la poesía se extienda a ganar, entre otras, la batalla de la imagen, enriqueciéndose.
8. He presenciado poemas espaciales y planes poéticos tuyos muy sugerentes. ¿Pudieras describir tu proyecto del “Parque AlmAnsiA”? ¿De ser posible, dónde te gustaría que se construyera este parque algún día?
Entre los déficits de civilización que sufrimos, está la ausencia de parques. En Francia, es religión… Guy Pérez decía que él había aprendido la cultura francesa de niño, en los parques… Lo que hoy en día en Cuba se llama parque es un lugar sin agua y sin jardinero, donde sobreviven mustios unos vegetales mediocres… Ni siquiera en la República se alcanzó la dimensión francesa, pero ten en cuenta que soy camagüeyano, he paseado toda mi vida por el Casino, el parque urbano mayor del país. Sin embargo, sueño el parque AlmAnsiA en Baracoa… Yo propongo un poema o ideograma que se transforma en estructura espacial basada en el Teorema de la Recta de Euler, de hecho, es una interpretación teológica de ese teorema… Subes al mirador y ves el triángulo obtuso de tu alma imperfecta, y el Recto Camino hacia la Perfección en Dios, geométricamente determinado. Te sumerges en los jardines subterráneos de almendros y helechos, para disfrutar las camas de cedro… O paseas entre los espejos de agua para ver la Cama Celeste… O te tiras en el chorro del Baptisterio Ecuménico… Solo en Baracoa concibo algo así, es nuestra ciudad primada, y una ciudad atlántica… Como para salir del charco del Caribe al universo: hacia el este solo hay Océano, hasta Mauritania… En realidad, ese parque es solo el comienzo de una ciudad virtual que quisiera diseñar, siempre en una conjunción de poesía, teología, y arquitectura realmente construible.
9. ¿Cómo describirías tu poesía visual y el camino personal recorrido?
No soy un poeta visual en el sentido exclusivo del término. Se me conoce como un cultivador de las formas tradicionales: he escrito más de ciento treinta sonetos. Mi poesía visual, que comenzó hace un cuarto de siglo, pertenece hasta ahora a su variante discursiva, aunque últimamente he conformado algunos poemas concretos. Mis poemas visuales publicados en el libro objeto Hymnos (Ed. Homagno, Montreal, 2014) se han transformado en poemas objetos (manuales e instalativos), ese libro como códice video, videopoemas, poemas videos, poemas performáticos, caligramas y metagrafos, un enviroment doméstico (“MandSala de Estar”, que instala varios poemas en mi casa con mis colaboradores), y por fin un poema arquitectónico, el “Parque AlmAnsiA”. Tampoco desdeño la versión sonora de mis poemas. Con esos atrevimientos estoy construyendo un desmesurado aunque ordenado multimedia. Pero la falta de recursos, hasta de lo más elemental, un pedazo de cristal o un poco de pegamento, por no hablar de una cámara, un micrófono o una impresora, me deja siempre en la intención. No obstante, y siendo ya mayorcito, continúo con los sonetos ucrónicos y las canciones ibéricas, y sigo desvelándome con la poesía como ambiente sonoro, con enviroments de poesía sonora, con un templo caligráfico, con una ciudad letrada virtual, y con holopoemas por las calles de Boston. Pero no me da la gana de exiliarme. Que se vayan ellos.
10. A tu casa no dejan de llegar jóvenes llenos de inquietudes. Doy por hecho que conocen el riesgo, pero también la oportunidad que significa acercarse a ti. Muchos se involucran en tus trabajos, son videastas, artistas de la plástica... Creo que encuentran en ti el júbilo de innovar y transgredir que por lo general escasea en nuestra sociedad. ¿Cómo valoras esta relación con los más jóvenes? ¿Qué te aportan?
Como maestro, mis muchachos y muchachas son para mí ahora el prójimo más próximo, por lo tanto, Cristo, la trascendencia… y la imagen inmediata de la patria. Por lo tanto, lo que ellos me aportan es innumerable, indecible. Son un camino de salvación. Escritores, artistas, periodistas, informáticos, políticos, incluso médicos… Pero si nos atenemos a la ayuda que me dan para mis proyectos, lo que puedo decir es que ellos son la Peña del Júcaro, mis audiovisuales, la ejecución de mis objetos plásticos (no tengo habilidades manuales), mi página web, incluso los trabajos de la sobrevivencia… Algunos de los que llegaron con dieciséis o diecisiete a mi casa, van siendo ya figuras nacionales de la literatura y el arte. ¿Puedo estar amargado, o decepcionado de mi país, con estas evidencias de la capacidad de mis conciudadanos para la creación, la socialidad, la civilización más exquisita? Ellos me mantienen en la fe, y me renuevan todos los días con la gracia y la audacia de la juventud. ¡El primer ilustrado es el maestro!
11. Camagüey es una ciudad de iglesias y plazas que suele identificarse con una zona conservadora del lenguaje, canónica, desde Avellaneda y Ballagas, a la vez que innovadora, también con Nicolás Guillén y Severo Sarduy. ¿Cómo asumes la entrada de tu poesía visual en el ámbito estético y social cubano?
Todo lo que he escrito es una consecuencia de nuestras realmente sublimes tradiciones literarias y artísticas. Yo soy un escritor cubano o nada. La Cuba de hoy ni me quiere, ni me puede querer, porque no se quiere a sí misma: pero los amores no correspondidos siempre han generado buena literatura. Por eso me he acostumbrado a vivir muy saludable y alegremente al margen del ámbito social y estético cubiche de hoy, manipulado por unos súbditos ambiguos en un gremio de Aquitania llamado uneá(c?). Sería bueno que la poesía visual cubana actual permanezca al margen de las zanahorias de la dinastía, que han desgraciado la obra y la vida de tanto escritor y artista de mérito. Reunámonos, para ser felices y para defendernos, como hombres libres en un ámbito propio de respeto y dignidad, renunciando a los deslumbrantes flashes, como para que te quedes ciego para siempre, de la inseguridad del estado de Burgundia. Libres y juntos, no revueltos a la fuerza en las carpas de Teodorico el Grande. Los medios electrónicos nos regalan hoy una independencia, y una posibilidad de alianza, que es la necesaria victoria de la inteligencia contra los generalotes de la Dalmacia o la Esclavonia; y podemos usarla con la inteligencia de la poesía. En el mérito y entrañas de la oscuridad, como decía Martí, debiéramos vivir y crear.
12. Hojear un ejemplar de tu libro HymNos, impreso, produce una sensación especial, sabiendo que es la obra de alguien que ha vivido y escrito cuesta arriba. Son 536 páginas sustanciosas. Has hecho, además, la edición, el diseño y la composición. Aparte del parecido con el aliento de los salmos, hallo un espíritu similar a los tiempos bíblicos en esa sacralidad con que has trabajado derramando tu vida en este sistema poético. Abro una página al azar y leo: “No quiero cantar más al Amor./ Quiero obedecer al Amor./ Quiero ser el Amor: ya.” No estás casado, no tienes hijos, ¿ese Amor con mayúscula que has querido encarnar, va saltando desde el primero de esos dos verbos al segundo, o sea, de “cantar” a “ser”, en ese orden?
Soy soltero permanente, pero contra mi voluntad. He sufrido mucho con ese, digamos, destino. A los sesenta, sin embargo, creo que he sido optimizado, que soy más útil y más feliz así. El matrimonio de unidad que tú has construido no abunda mucho: Cintio y Fina, Francis e Ileana… Y aunque no soy célibe, eso de reducir el amor humano al sexo o la pareja, me resulta digno de un micropipi mental…Ahora, pasar de cantar al Amor a ser el Amor… Sobre la tierra se puede Ser el Amor: basta con dejarse crucificar. Solo Martí ha cumplido eso aquí en medio milenio. Martí dijo además que había que aprender a morir en la cruz todos los días. Yo he muerto en algunas crucecitas, y sigo arrastrando otras, como la de estar enfermo en una casa desierta… Cuando sufro por mi país, cuando me desespero, como tú, con mis conciudadanos voluntariamente esclavos, insinceros, hipócritas, pasivos ante el mal, irresponsables, heroicos para huir, amantes de la monarquía, odiadores del prójimo, chivatos pasionales o a sueldo, fanáticos, inciviles, violentos con los débiles, ladrones de calzoncillos, estoy sufriendo una cruz voluntaria y estoy viviendo el Amor como es. Y como poeta voy a seguir cantando al Amor Universal, porque esa es mi función dichosa, mi oportunidad de ser fiel a la Alegría.
13. ¿Qué lugar ocupan definitivamente, en tu vida, la Ética y la Libertad?
La ética me la dieron en Rosario 220, Camagüey, unos obreros y amas de casa que sabían qué era el deber y la solidaridad, el trabajo y la dignidad. Y también la libertad. Nadie coartó mi libertad en mi casa, ni de niño, ninguna libertad, y mucho menos la de expresión. Mi familia me hizo ético sin escándalo, sin ningún esfuerzo especial, simplemente como la manera de ser de los Almanza y de los Alonso, de los Escobar y de los Tornavaca. El culto a la dignidad plena del hombre, que ahora es considerado una fantasía o una fantasmagoría entre los cubanos, era una realidad diaria en mi familia, sin ningún referente religioso, sin prédica ni cháchara de ningún tipo. Cuando empecé a tener problemas con las autoridades, mi familia no me censuró, no me criticó. Temían por mí, más que por ellos. Ni una sola palabra en contra, a pesar de ser todos apolíticos. ¡Veían, claro, que me estaba comportando como un hijo! Según mi experiencia, los problemas que vienen del ejercicio de la libertad no son comparables con los de la renuncia voluntaria a la libertad. Por ahí andan, como zombis, los compañeritos que me botaron de la Universidad. Pero eso sí, para mí la libertad no es el destino del hombre. El destino del hombre es el Amor, Dios. Lo que ocurre es que la libertad es el requisito del amor. El amor a la fuerza no existe, eso lo sabemos todos, y por eso la supuesta fraternidad comunista es un fraude. Como que Dios es el SerAmor, nos ha dado la libertad para que escojamos, o no, el amor. Y solo en el amor somos verdaderamente libres. Libres con la libertad infinita del SerAmor. Yo he escogido la libertad mía y la de mi gente, y por eso respondo a esta entrevista, y por eso te obedezco puntualmente siempre, hasta cuando quieren darme un premio1 unas personas desconocidas, admirado escritor, hermano en Cristo, querido amigo.
1. El libro a que hace referencia es Elíseo DiEgo: el juEgo de diEs?, Ed. Letras Cubanas, 2008, 720 páginas, que apareció sin nombre de autor en la cubierta y, adentro, firmado por “Ráfaga”.
2. Alude al Premio Nacional de Literatura Independiente Gastón Baquero, conferido a principios del 2018 a Rafael Almanza por la obra de toda la vida, para su sorpresa, pues él no sabía ni siquiera que algunos colegas lo habían nominado. Tuve la suerte de darle esta noticia y todavía muchos días después él no estaba convencido de que fuera cierto.