La majestuosa ceiba domina el paisaje y el imaginario cubano, un árbol sagrado cuyo nombre taíno, que significa 'bote', ya preludiaba su importancia. Considerada un eje que unía cielo, tierra e inframundo, su historia está tejida con leyendas ancestrales y una profunda veneración popular que Árbol Invertido explora en este video.
Desde el relato de cómo los aborígenes pactaron bajo su sombra, hasta su consagración como templo del orisha Iroko en la religión afrocubana, la ceiba es un centro de rituales y peticiones, especialmente para quienes buscan la fertilidad. Creencias populares la protegen: nunca le cae un rayo, cortarla enfurece a los espíritus y en su copa habitan las almas de los ancestros, a quienes se honra con ofrendas. Como citó Lydia Cabrera en El Monte, los elementos la respetan: "no la abate, no la desgaja el huracán más fiero: no la fulmina el rayo".