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Juan Pablo, diez años de un trombón en silencio

Músico Juan Pablo tocando el trombón

La carrera musical de Juan Pablo Torres Valladares con notoriedad, comienza a la par de su coterráneo Emiliano Salvador Pérez, ambos nacidos en Puerto Padre y coincidentes en su primer proyecto de relevancia, incluso fuera de Cuba.

La promoción del pianista es todavía escasa, a pesar del homenaje que instituciones de la Villa Azul ofrecen cada año, pero el reconocimiento promocional a Juan Pablo en la Isla es nulo luego de su radicación en Los Estados Unidos.

En la década del sesenta Juan Pablo se inscribe en el Combo Puerto Padre, agrupación seleccionada para asistir al Festival de la Juventud y los estudiantes que se concretó en Bulgaria, por motivos del golpe de estado en Argelia, donde se pretendió en un inicio.

La reconocida actuación del Combo en Europa promovió a todos sus integrantes a la Escuela Nacional de Arte, Cubanacán.

Contaba Pucho Escalante, fundador del trombón del jazz en Cuba, que lo impresionó cuando por primera vez vio a Juan Pablo descargando junto a Emilianito en la televisión, recién llegados de Puerto Padre, “con una desenvoltura y una libertad que él no había visto antes”. Meses después, luego de escucharlo en los ensayos de la Orquesta Cubana de Música Moderna que dirigía Armando Romeu, le pidieron que tocara para ellos y desde ese instante le propusieron la entrada a la orquesta.

Ya en la Orquesta Cubana de Música Moderna y más allá de su brillantez en el instrumento, del que siempre se confesó enamorado, había en él otras expectativas, por ello crea Algo Nuevo que sin dudas honró desde su aparición esa manera diferente de concebir la música autóctona. Algo Nuevo, al mando de Juan Pablo, e Irakere, eran las orquestas de música cubana de vanguardia en aquel período.

Juan Pablo se adueñó con su instrumento de las dos principales tendencias: la liderada por Generoso Jiménez y la de Pucho Escalante, el primero dado a la descarga del son y el segundo, creador del trombón del jazz, Juan admitía con frecuencia: “Bebí de las fuentes del jazz, pero siempre acordándome de Chappottín''.

El musicólogo Leonardo Acosta en su libro “Cubano Be, Cubano Bop”, afirma que…“antes de la aparición de Torres nunca antes el trombón en Cuba había sido tan popular y nadie lo había tocado con tanta maestría”.

Armando Romeu, el percusionista Guillermo Barreto y el crítico de jazz Horacio Hernández (padre), coincidían en que Juan Pablo Torres era indiscutiblemente “el mejor trombonista cubano de todos los tiempos”.

Juan con solo 33 años, en 1979, siendo productor musical de la EGREM reunió en Estrellas del Areíto un acumulado estético mayor que el de Buena Vista Social Club en 1996. Con figuras de la talla de Rubén González, Enrique Jorrín, “El Niño” Rivera, Richard Egües, Jorge Varona, Arturo Sandoval, “Tata” Güines, Gustavo Tamayo, y las voces de Miguelito Cuní, Pío Leiva, Tito Gómez, Olmos y Bacallao de la Orquesta Aragón, y por supuesto él en el trombón.

Amadito Valdés en sus memorias confiesa que “Estrellas del Areíto es el trabajo más aglutinador de la discografía cubana… porque se trata de un legado, del testimonio de un momento exquisito de nuestra música popular.”

Por ello Rubén González considera a Juan Pablo el verdadero creador del Buena Vista. Su hijo Daniel Torres Torres también trombonista radicado en Italia, conserva más de dos horas de grabación en Nueva York donde Juan Pablo trabajó como director musical de la orquesta. No conforme con esta experiencia realizó otros espectáculos de la talla de Los Maestros-Los Originales que dio lugar a un disco del mismo nombre en el 2001.

En el Diccionario de la música de España e Hispanoamérica, en los fondos de Casa de las Américas, consta que Juan Pablo al radicarse en España en la escuela Béla Bartok de Zaragoza aplicó un novedoso sistema creativo del jazz usando el psicoanálisis. Es creador de un medidor de la columna de aire que emite el intérprete y que aplicó al sistema de enseñanza de estos instrumentos.

En Italia grabó para A. Piazzolla la pieza fundamental contenida en el filme de Enrico IV de M. Bellochio. Su nombre figura como trombonista, compositor, arreglista, profesor y productor en los créditos de grabaciones de Tito Puente, Eddie Palmieri, Chico O'Farrill, DizzyGillespie, Gilberto Santa Rosa, Frank Pourcel y Charles Aznavour.

Contribuyó al retorno del pianista Bebo Valdés en 1995. Bebo RidesAgain, bajo el sello alemán Messidor. Era el primer disco en treinta años del pianista.

De manera similar rescató a uno de los patrimonios musicales más importantes de Cuba, el del Tojo. El retorno de Generoso Giménez, músico de la banda del Benny y reconocido como el padre del trombón en Cuba, se produjo luego de 24 años sin ejecutar el instrumento.

Grabaron en la Habana y el disco Generoso qué bueno toca usted fue nominado al Grammy en el 2002. Luego de radicarse en el 2003 en La Florida, Generoso se convirtió en el amigo inseparable de Juan Pablo. Varias veces admitió que el verdadero padre no era él sino Juan Pablo, quien lo devolvió al instrumento desde perspectivas renovadoras.

Juan Pablo antes de 1992 debido a su formación, mantenía un programa televisivo y radial todas las semanas. Además de su extensa discografía, se le recuerda en varios momentos de brillantez con intérpretes de la talla de Elena Burke, Omara Portuondo o Miriam Ramos, en aquella impresionante defensa de Perla Marina acompañada solo de su mágico trombón de vara.

A diez años de su muerte, el 17 de abril de 2005 por causa de un tumor cerebral invasivo, sus métodos para trombón se estudian en numerosas academias de música del mundo, debido a una carrera en ascenso que fue reconocida con los más importantes lauros de esta manifestación artística, su participación en varias ediciones del Festival de jazz en Barranquilla, Colombia y su apuesta obcecada por difundir en todos los escenarios la música del son cubano.

Jorge Luís Peña Reyes

Jorge Luis Peña. Foto en revista Árbol Invertido

(Puerto Padre, Cuba, 1977). Licenciado en Educación en la especialidad de Biología. Periodista de la Emisora Radio Libertad en Puerto Padre. También ha trabajado como asesor y promotor literario, y ha escrito guiones para la televisión con temas de crítica artística y literaria. Además, ha impartido cursos de Literatura Hispanoamericana, Antropología y Redacción y estilo.  Escritor para niños. El crítico Enrique Pérez Díaz ha señalado: “es uno de los seres más éticos y llenos de valores humanos que conozco, un auténtico defensor de la infancia, sin pose alguna, la de un humilde soñador que desgrana versos o poéticas prosas para que los niños se encuentren en el instante mágico de una estrofa. El humor, la cubanía, pero también una gran imaginación presiden su obra”. Entre sus títulos publicados, se destacan: Donde el jején puso el huevo (poesía, Ed. El Mar y la Montaña, 2004), La corona del rey (cuento, Ed. Editorial Sanlope, 2005), ¿Oíste hablar del miedo? (Editorial Libressa, Ecuador, 2007), Las doce migajas (Editorial Gente Nueva), Vuelo crecido (Editora Abril, 2008).

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