La antología, inevitablemente sugiere el canon de los mejores decimistas cubanos del siglo XX, la centuria dorada de la llamada “estrofa nacional” de los cubanos, tanto en su vertiente popular y oral como la escrita. Durante esos cien años, acontecieron momentos cumbres del gusto masivo por la décima cantada que floreció alrededor de la llegada de la radio a la isla, con hitos como la “improvisación del siglo” entre Naborí y Valiente, y el fenómeno del “decimismo” concretado hasta nuestros días a través de una cultura que ha tendido a privilegiar definitivamente esta estrofa mediante investigaciones, eventos, concursos y colecciones editoriales, evolucionando desde una identidad casi exclusivamente campesina hacia una interiorización exquisita de las características de la forma poética por parte de escritores que la han hecho suya más allá del paradigma cantable de la variante conocida como espinela, dándole un espíritu siempre contemporáneo, flexible y experimental.
Pero ¿quiénes, de los que están, son en verdad excepcionales, a pesar de que son o han sido hasta ahora prácticamente desconocidos?, es la pregunta que mejor trata de responder este libro y que se agradece. Aquí vienen unidos en un solo tomo los clásicos indiscutibles —Naborí, Valiente...—, con otros nombres que, aunque hayan estado a la sombra de los primeros, son de los “raros” que integran un listado de culto —Tacoronte, Riverón, Rubiera...—, quienes vivieron y fallecieron en Cuba junto con otros que marcharon al exilio, donde dieron a conocer la mayor parte de su obra que ha permanecido hasta ahora menos divulgada, por tanto, dentro de su patria. En este último caso se encuentran, por ejemplo, Norman Rodríguez, Darío Espina y Pablo León.
Aunque nada se nos dice sobre la autoría de esta selección, a no ser que la edición corre a cargo del Frente de Afirmación Hispanista —institución vinculada como ninguna otra desde el extranjero con la décima cubana, promotora de sus valores a través de ediciones, certámenes y concursos, y que ha publicado un amplio catálogo para distribución gratis por todo el mundo hispano—, sabemos que detrás de este compendio se halla la figura de Francisco Henríquez, el penúltimo de los nombres que completan la propuesta. Junto con Lorenzo Suárez, son los únicos dos autores vivos.
Quizás el Frente le ha relevado de la responsabilidad de asumir el riesgo de la selección, por considerar que él mismo no debía faltar. Es más, sentimos, “paladeamos”, en este libro, el sabor de la conversación de Francisco que bien conocemos los que le hemos oído hacer alarde de memoria, donde siempre salen a flote décimas del acervo tradicional, entre anécdotas y datos curiosos. Incluso, en la fichas de los autores, como compilador habla en primera persona, así nos cuenta de Pedro Guerra que “lo conocí en Unión de Reyes en la década de los 40's, de sus frecuentes visitas a mi pueblo...” La antología, en tal sentido, se basa fundamentalmente en la devoción por la dimensión quintaesenciada de la tradición oral, el repentismo, y privilegia los méritos principales del ingenio y el efectismo sentimental alcanzado por los poetas en relación estrecha con un público y un contexto determinados.
Décimas aquí seleccionadas, hacen gala de la búsqueda de perfección formal y respeto por la tradición melodiosa, el disfrute de la “redondez” de la estrofa, un culto que tiene su templo más firme en el imaginario popular. Francisco, el poeta e investigador memorioso, domina de oficio las decantaciones hechas por el tiempo sobre semejante altar, porque desde niño estuvo en el meollo del asunto, conoció a todos estos poetas, los oyó en vivo, compartió con ellos, gracias a haber nacido en medio de un campo (Matanzas) donde pululaban o por donde cruzaban intentando ganarse la vida y la posteridad.
Su memoria fuerte —la de Francisco— ha trabajado con las herramientas placenteras del gusto para salvar y entregar, al siglo XXI, este patrimonio lírico. Ha puesto el empeño por obtener, de cada poeta, sus datos biográficos y al menos una foto. Es una pelea, como la de la palabra improvisada que puede desaparecer en el viento, por visibilizar, por conservar un capital simbólico y cultural que ha sido muy maltratado en manos de la academia y otras instituciones en Cuba. Dice él, por ejemplo, de Rafael Rubiera, que le “resulta paradójico que sea prácticamente desconocido a lo largo del país”, siendo uno de los que integró “la vanguardia renovadora del verso campesino a partir de 1940”. A nosotros también nos pellizca esta sorpresa, máxime cuando podemos encontrar, gracias a esta edición, su verso imaginativo, tembloroso y lleno de sugerente plasticidad:
Mi verso es café de ahora
en la jícara de antes;
de anochecidos estantes
vino trayendo la aurora.
La mano renovadora
lo liberó del pasado,
y todo en gris, separado
de Dios por un alto muro,
pudiendo ser de oro puro
es de plomo resignado.
En nuestra revista Árbol Invertido celebramos la aparición de Catorce decimistas cubanos del siglo XX. Es un auspicio por la venerable épica íntima de la poesía en Cuba. Y como un regalo a los lectores, para unirnos a la estela de (re)conocimientos que pretende extenderse desde este libro, reproducimos a continuación la galería de las catorce notas biográficas.
PEDRO GUERRA ROJAS (1909-1977). Nació en La Habana. Fue un improvisador brillante en el giro de la décima cubana. Lo conocí en Unión de Reyes en la década de los 40's, de sus frecuentes visitas a mi pueblo, donde sostenía elocuentes diálogos poéticos con Rafael Rubiera, Sergio Mederos y otros genios de la décima improvisada y escrita. Era muy solicitado en conciertos decimísticos y otros actos literarios de su tiempo. Con el comienzo de la radiodifusión en Cuba, tuvo parte activa en tales actividades. Sin lugar a dudas, Pedro Guerra fue una gloria en el arte de improvisar buena décima de una estética perfecta. Pudiera decirse que estaba a la altura del poeta español Gaspar Núñez de Arce.
GUILLERMO SOSA CURBELO (1915-2001). Nació en Sagua la Grande, provincia de las Villas. Desde su juventud se dedicó al arte de la improvisación. Fue uno de los repentistas más ágiles que ha dado Cuba en todos los tiempos. Además de actuar en eventos locales y nacionales, en su bella ciudad natal, actuó en programas radiales. Escenificó candentes controversias con los mejores decimistas de Cuba, como Pablo León, Sergio Mederos, Ángel Valiente, Jesús Orta Ruiz... En las emisoras de La Habana también se presentó en múltiples ocasiones. Cuando vino a Miami se integró a la ya vasta familia decimística y participó en emisoras locales y en todo cuanto tuviera que ver con la "Mágica Estrofa Nacional". Guillermo Sosa Curbelo tiene bien ganado el espacio de gloria que le pertenece en la historia de la décima cubana. Una vez dijo:
"Bolívar fue tan amigo
del humilde y del hambriento
que quiso en algún momento
sembrar Los Andes de trigo".
ÁNGEL VALIENTE (1916-1987). Angelito nació el 28 de febrero de 1916, en la zona tabacalera de San Antonio de los Baños, provincia de La Habana. Cursó la enseñanza elemental en una escuela pública de su barrio natal. Interrumpió sus estudios para dedicarse al trabajo en vegas tabacaleras y otros oficios, pero siempre fue un lector incansable, logrando cierta cultura autodidacta. Desde sus ocho años improvisaba décimas. Ya en su juventud había logrado fama nacional a través de los programas radiales y la televisión. Figura entre los improvisadores cubanos de más arraigo popular. Murió el 21 de enero de 1987, en su pueblo natal. (Tomado de Décimas para la historia, por Maximiano Trapero.) En una ocasión dijo:
“Porque la holganza y el bien
tienen puntos elevados
mientras más encadenados
los sentimientos estén".
FRANCISCO RIVERÓN HERNÁNDEZ (1917-1975). Nació en Güines, provincia de La Habana. Riverón publicó: Surco y Taberma (1950-1951), Cosecha (1954), Decimar y 4 poemas civiles (1956), Antología guajira (1958), Caimán sonoro (1959), José de los Cubanos (1960), Amor 365 días (1960), Huésped de la voz (1961), Postigo al amor (1963), Todo el amor (1963), La voz de los objetos. (1964), Las mejores décimas de amor. Riverón Hernández no ha muerto ni ha sido olvidado, porque el pueblo no olvida a los poetas legítimos, y a la larga reviven por sus obras y por el reconocimiento que ellas inspiran como patrimonio de la Nación. Por la elevación y finura de sus décimas, este decimista es considerado el precursor de la décima moderna en Cuba. (Tomado de sus propios libros y otras publicaciones). Redondilla de Riverón:
"Anda por la calle un niño
huérfano hasta de la vida,
tiene la boca zurcida
por el hambre de un cariño".
RAFAEL RUBIERA (1920-1996). Nació en San Antonio de Río Blanco, Jaruco, el 31 de julio de 1922, y falleció en Madruga, el 12 de febrero de 1996. Es uno de los decimistas —poetas— populares cubanos más notables e influyentes del pasado siglo. Sin embargo resulta paradójico que sea prácticamente desconocido a lo largo del país. Coetáneo de Jesús Orta Ruiz, Francisco Riverón Hernández, Angelito Valiente y el resto de los improvisadores que conformaron la avanzada renovadora del verso campesino a partir de 1940, publicó sus primeros poemas —un total de cinco— en El País Gráfico en 1950: Romances, Así, Rumbo al alba, Ausencia mía y Bacará. Así fue superándose a sí mismo hasta la aparición de Sílabas de yagua (Editorial Tosco e Hijos, La Habana, 1956), su primer cuaderno de poemas. Con los aciertos y limitaciones propios de un guajiro que quiere hacer literatura, hay que señalar que dicho volumen constituye un valioso testimonio lírico, si bien lo más ponderable es la casi permanente preocupación por la situación del campesinado, así como una clara voluntad política. Como en el resto de sus compañeros de causa, en sus composiciones se aprecia el hálito de Lorca y los demás neopopularistas españoles. (Tomado de la revista digital Mayabeque.)
JESÚS ORTA RUIZ, Indio Naborí (1922-2002). Nació el 30 de septiembre de 1922 en San Miguel del Padrón, La Habana. Habiendo nacido en el seno de una familia campesina cubana, su punto de partida en la poesía no podía ser otro que la décima. Desde niño empezó a despertar admiración entre sus vecinos con sus improvisaciones. Joven, se desempeñó en varios oficios y se destacó como decimista improvisador, a la vez que se cultivaba para saltar del canto a las letras, cosa que logró con grandes esfuerzos, siendo reconocido hoy entre los más notables poetas de Cuba y habiendo recibido, entre otros, el Premio Nacional de Literatura de 1995. Pero su etapa juvenil de repentista ha dejado tan profundas huellas en el pueblo y en los nuevos cantores decimistas, que todavía se le invoca con emoción en toda competencia de improvisadores. (Tomado de Décimas para la historia, por Maximiano Trapero). Sentencia de Naborí:
"Sigue tirando alfileres
hacia el lugar donde estoy,
que cuando sepas quién soy
no vas a saber quién eres".
GUSTAVO TACORONTE (1922-1980). Además de sus condiciones naturales para ser un abanderado de la décima nueva, tuvo la suerte de pertenecer a una familia que poseía determinados recursos materiales. Esta circunstancia le permitió estudiar y crear, para uso propio y el de sus amigos, especialmente Naborí, una buena biblioteca donde no faltaron las principales voces de la lírica española e hispanoamericana. Cuenta el Indio Naborí que en las frecuentes veladas que pasaban juntos él y Tacoronte en la casa de este último en Cuatro Caminos, lo más frecuente era que hiciesen lecturas comentadas de grandes poetas de la lengua, especialmente de los modernistas, posmodernistas y de la vanguardia. No resulta aventurado imaginar que uno de esos poetas era Federico García Lorca, cuya obra y vocación popular dejó tan profunda huella en ambos poetas. Redondilla de Tacoronte:
"Muchacho, púlete y deja
esa actitud que te crispa;
no se debe ser avispa
si se puede ser abeja".
NORMAN RODRÍGUEZ (Bolondrón, 1920-Miami, 1988). Cursó estudios en la Escuela Normal para Maestros de Matanzas, donde se graduó en el año 1950: ejerciendo el Magisterio durante 16 años, hasta 1966. Miembro de la "Pena Literaria de Matanzas", colaboró en casi todas las publicaciones locales. Incluido en varias antologías de poetas matanceros, obtuvo en 1959 el Premio Nacional de Poesía otorgado por el liceo de la ciudad de Matanzas para conmemorar el centenario de su fundación. Desde Noviembre de 1970 hasta su deceso residió en los Estados Unidos de América. El poeta Norman Rodríguez cultivó preferentemente el soneto, la décima y el romance. De su extensa obra dejó publicados infinidad de cuadernos: décimas, sonetos, romances. Fue ganador de varios premios literarios internacionales.
ÓSCAR PÉREZ MORO (Puerto Padre, 1922-Miami, 1986). En Cuba fue administrador de empresas cañeras. En EUA, donde residió desde 1962, ganó concursos poéticos, entre ellos Diploma de Honor en 1968 por su poesía al día del Poeta Cubano. Este diploma está firmado por el Dr. Juan J. Remos, Presidente del Jurado, Dra. Delia Díaz de Villar, Secretaria de Cultura, Dr. Demetrio Pérez, Presidente del Municipio de Matanzas, Rev. Padre. Eugenio del Busto. Pérez Moro ha publicado libros de poesía bucólica, de distintas métricas, así como décimas del tipo criollistas: Rumores de mi bohío (1972), Así es mi tierra (1973), Ríos y palmas (1985), Lira criolla (1987). Fue asesor y escritor del programa "Alborada" de "Radio Martí". En 1988 obtuvo el primer premio, correspondiente a la categoría de Poesía Lírica Criollista, en el concurso auspiciado por el Colegio Nacional de Pedagogos Cubanos del exilio. Ha publicado libros en compañía de otros poetas del exilio. Sería interminable la lista de lauros ganados por este prolífero decimista cubano.
SERGIO MEDEROS PÉREZ (Matanzas, 1924-2004). Recopilados y seleccionados por José Luis Rodríguez Betancourt, los cuales han sido rescatados de grabaciones y otras disímiles fuentes, integran este breve pero representativo conjunto poético de un trascendental improvisador. Participó en importantes emisoras como Cadena Azul, Radio Progreso y Mil Diez, y se presentó en numerosas ocasiones en los espacios televisivos “Palmas y cañas” y “Meridiano campesino”. En Radio 26 fundó el conjunto Serenata Yumurina. Entre los reconocimientos a su labor artística se destacan la Orden Raúl Gómez García, Certificado de Honor del Instituto Superior de Arte y la distinción Viajero Insular, que otorga la Casa Naborí, de Limonar. Jesús Orta Ruiz lo tuvo en alta estima. De él dijo: “Su voz era afinada y melodiosa y ya comenzaba a buscar algo más que la rima y la métrica. Lo felicité por algunas metáforas bien logradas. Sin duda, había en él una imaginación poética”. (Tomado del cuaderno Quise imitar al sinsonte.)
"Es Carilda Oliver Labra
como Palas de Atenea
que a los huérfanos de idea
les remienda la palabra".
DARÍO ESPINA PÉREZ (1925-1996). Nació en Limonar, provincia de Matanzas. En la localidad recibió la instrucción primaria. Realizó estudios secundarios en la Escuela Provincial de Agricultura Álvaro Reynoso, de Colón. En la Universidad de La Habana recibió los grados de Ingeniero Agrónomo, Perito Químico Azucarero y Doctor en Derecho. Fue Profesor y Decano de la Facultad de Ingenieros Agrónomos de dicha Universidad y profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Pinar del Río. Es autor de veinte libros, técnicos y literarios. Dirigió la Antología poética hispanoamericana. En 1988 recibió el primer premio, en la categoría de Poesía Épica y Didáctica, en un concurso auspiciado por el Colegio Nacional de Pedagogos Cubanos. Premio "Juan J. Remos", de Cruzada Educativa. En 1990, junto con un grupo de poetas, funda La Academia Poética de Miami. Bajo su dirección se publicaron varios importantes libros, como 107 poetas cubanos del exilio, Guitarras del exilio cubano, Perfiles de Maceo y otros.
PABLO LEÓN ALONSO (1927-2012). Nació en el Barrio Puerta de Golpe, en el municipio de Consolación de Sur, Pinar del Río, el 1 de septiembre de 1927. En figura y voz cuando se presentaba en canturías hasta en la radio donde compartió espacios de la décima con lo mejor y más solicitado de esos años, demostró su valía humana y cultural, pero más que todo su amor por la viajera peninsular. Como ocurre con las celebridades que provienen de los ámbitos más humildes, muchos especulaban sobre su nacimiento: Viñales, Las Ovas y otros sitios, pero Pablo ha sido mucho más, cubano y universal, como Naborí. En la etapa final de su vida el poeta se traslada a EUA, donde continúa su intensa labor decimística, tanto en Miami, Florida, como en Nueva York, Nueva Jersey y Puerto Rico, en conciertos y programas radiales. Sin duda fue uno de los decimistas más intensos, elocuentes y queridos del siglo xx. Dijo el poeta casi al final de su vida:
“Después de hacer un camino
bajo la estrella que arde,
estoy quemando la tarde
en una copa de vino”.
FRANCISCO HENRÍQUEZ DOMÍNGUEZ (Unión de Reyes, Matanzas, 18 de enero de 1928). Nació en pleno campo cubano. Asiste brevemente a la escuela nocturna, y sigue a su padre en las labores agrícolas (es autodidacto). En su juventud improvisó junto a los decimistas Bernardo García, Marcelino Ortiz, Sergio Mederos, Crescencio Mejías y otros. En las décadas de los 40's y los 50's eran asiduos visitantes de su pueblo los decimistas Gustavo Tacoronte, Pedro Guerra, Rafael Rubiera, Sergio Mederos... En 1962 se traslada con su familia a Nueva York. En esa ciudad fue ascensorista y taxista. En 1969 toma un curso de Preparador de planillas de Rentas Internas, a la vez que obtiene su licencia de Notario Público por el estado de Nueva York, allí se asoció con varias organizaciones literarias, y con poetas en particular, siendo amigo del Director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, Odón Betanzos Palacios. En 1979 se traslada a la Florida. En Miami (1996) fundó la revista de poesía Carta Lírica. Ha publicado diez libros y ha ganado más de 50 premios literarios nacionales e internacionales.
LORENZO VIRGILIO SUAREZ CRESPO (Bahía Honda, Pinar del Río, 1943). Premio "José Vasconcelos" 2012, otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista de México. Miembro de la UNEAC. Distinguido además con el “Premio Nacional de Cultura Comunitaria” en 1999 en la categoría de Personalidad; el premio nacional “Olga Alonso” 2000, así como “La Rosa Blanca” por su libro Ofrenda lírica. Nominado en 2012 para el “Premio Nacional de Literatura”. En 2004 fue merecedor del premio “Carmen Báez” de México en narrativa. Con más de una docena de títulos, sus libros han sido publicados por la editorial Gente Nueva, Ediciones Loynaz, Cauce y el Frente de Afirmación Hispanista de México. Son textos de narrativa, poesía, décima, así como investigaciones, entre las que se encuentran la Antología de la décima cósmica de Pinar del Río, Antología de la poesía cósmica de Pinar del Río y la Antología de décimas, sonetos y poemas al Valle de Viñales. Alterna creación y promoción cultural en función de las peñas literarias infantiles de apreciación y creación artístico-literarias, así como el Centro de Documentación de la Casa de la Décima Celestino García. Tiene publicaciones en revistas y libros en Estados Unidos, España, Argentina, Uruguay, Puerto Rico y México.