Un papel deslizado por debajo de la puerta de su casa, trajo la amenaza más reciente para el importante intelectual cubano Rafael Almanza, residente en la ciudad de Camagüey. Aunque se trata de una acción que forma parte de una práctica de continuo acoso, llama la atención esta vez el tono especialmente agresivo, que no debe pasarse por alto, pues obliga a temer por su vida: "Te voy a matar viejo de pinga", dice el mensaje.
La denuncia ha sido hecha por el propio escritor, artista y crítico de arte, este 5 de diciembre en su muro de Facebook, donde compartió una foto del mensaje (a simple vista, impreso con una impresora de cinta), y esta breve explicación: "Me acaban de echar por debajo de la puerta, a plena luz del día, esta amenaza. Dicen los vecinos que fue un joven y que se quedó parado ahí. No es el esquizofrénico que me ha amenazado antes".
Quizás por la gravedad y el carácter explícito de la amenaza, semejante denuncia despertó las alarmas de muchos usuarios en las redes sociales, en especial artistas e intelectuales. El narrador Ángel Santiesteban, reaccionó: "Que se atrevan a intentar tocarte, que soy capaz de ir a vivir a tu casa".
Otro camagüeyano, el ensayista, historiador y crítico de cine Juan Antonio García, comentó: "Esto me parece inadmisible y me hace sentir vergüenza. Ningún ciudadano debería vivir intimidado ni sintiendo que sufre abuso", y concluyó su llamado ético con una aclaración: "Esto no tiene que ver con la política. Es cuestión de civismo. Tienes todo mi apoyo".
A raíz de esta acotación final de Juan Antonio, inflexión que deviene un punto más o menos inevitable en un país donde arte y artistas viven bajo sospecha de querer ocupar el territorio de la política, un territorio vedado a la libre iniciativa, intervino el artista Henry Eric Hernández:
"Juan, justamente: eso es (la) política en Cuba, anular el civismo, o si se quiere, determinada civilización. No vaya a ser que ahora la hostilidad, ya no del G2, sino la de los ciudadanos mismos, que somos los que hemos creado una sociedad violenta, no sea política. Lo que le viene sucediendo a Rafael, no es de cartelitos, antes bien, ha comenzado por la misma élite intelectual, 'la camagueyana' en primer lugar, que lo ha dejado tirado. Así que sí, es un gesto político, cargado de ideología, su consecuente autoritarismo y el visto bueno intelectual".
Entonces, otro intelectual también residente en la ciudad de Camagüey, el joven poeta Mario Félix Ramírez, se sumó a la observación de Eric, en cuanto al "visto bueno intelectual" o que la élite de su propia ciudad le estaba dando la espalda a Almanza, y comentó: "Soy testigo".
Rafael Almanza es autor de una importante obra en ensayo, narrativa, poesía, poesía visual y crítica de arte. Su Peña del Júcaro, tertulia de promoción de la ética martiana, se ha desarrollado por muchos años, en su propia casa, bajo acoso policial. Desde la fundación de ÁRBOL INVERTIDO ha sido un colaborador permanente de este medio. Recientemente, en 2018, recibió el Premio Nacional de Literatura Independiente “Gastón Baquero” por la obra de toda su vida.
Que Almanza está en peligro por el solo hecho de ser el cubano que es y vivir en su patria, sin esconderse para pensar, sin ser domesticado, parece ya más que una realidad. Ahora esa realidad se parece incluso al escenario de un crimen anunciado, lo que pudiera ser el antecedente de un titular de otra noticia peor en cualquier momento.
Ojalá no falten voces autorizadas que reaccionen, antes de que la comunidad internacional descubra que otro gran poeta desapareció bajo (o entre las) botas, en cualquier "casualidad" tan o más chapucera que la vida cotidiana a que ha sido sometido, por esa vía ignominiosa que puede convertir incluso a un intelectual de su calidad en un "viejo de pinga", en una "no persona", preámbulo de una mancha sobre la tierra (¿de sangre, de aceite, de qué...?) en el lugar donde hubo un ciudadano excepcional.
Desgraciadamente, escritores y artistas disidentes como él, que no tienen un país detrás, sin una red burocrática o institucional, un sistema de sistemas que lo ampare, cuando el suyo lo aborta, viven en un estado de vulnerabilidad y peligro mucho mayor. Si a eso hay que agregar que habita el estómago del Leviatán, en una ciudad perdida en el interior, ya no puede ser más complicado.
Estemos alertas. Elevemos esta preocupación para que lo conozcan quienes aún no lo conocen, lo publiquen, lo lean, lo escuchen, lo valoren, y se preocupen por encontrar para su vida mejores titulares que el de cualquier muerte anunciada o amenaza chapucera.
Ni siquiera hace falta llegar a hablar de la muerte. Nadie merece vivir así. Y Almanza en especial es una de esas personas que merece, no digo algún imposible, acaso no la República democrática que soñaron (Martí y él) o una comunidad intelectual completamente honesta, pero sí algo mucho mejor que esto.