La poesía de Aimée González Bolaño se complementa con sus estudios literarios y su obra ensayística. De ambas tensiones surgen sus flechas que se van tejiendo, entre ascuas y tanteos, desde la intuición y la memoria, con rigor. Diferentes modos de sentir o perseguir el cuerpo del poema, revelan su voluntad de afirmarse con inteligencia, expresarse imaginativamente y penetrar la espesura de los símbolos. Algunos de sus temas preferidos son la emancipación de la mujer, las construcciones de la identidad, la insularidad, la diáspora, los mitos y el devenir de ciertas “metáforas vivas”, entre otros. Profesora de generaciones. Habla sobre una literatura transnacional a que pertenece. Ha sostenido un diálogo muy fecundo con la tradición del pensamiento poético cubano, desde su experiencia personal de la emigración. Ella misma, su obra, se ha constituido en un viaje y una isla.
Francis Sánchez
XIV
Los que nacemos en una isla amamos los viajes. Somos de isla, isleños, no solitarios ni aislados. Porque isla es habladora, abierta al mundo, en continuo movimiento, sin dejar de ser ella. Los isleños siempre vuelven a sus islas, también las llevan consigo en cada uno de sus viajes. Y cuando están lejos, y aun más tristes, las buscan dentro de sí para escribirlas completas, reverdecida y risueñas.
Viajar es una ocupación fatal isleña. Con fatal quiero decir inexorable, no necesariamente trágica, aunque para muchos de mi isla lo haya sido. Con frecuencia, viajar puede ser una odisea feliz, de metamorfosis, su lado más atrayente.
Y cuando escribo viajar, no me refiero a turistas accidentales, sino a los obstinados viajeros del mundo contemporáneo, tan iguales a los antiguos. Todos extraordinarios ejecutantes del tema mayor del éxodo. Ni dudo que Chagall, entre sus mejores intérpretes.
Hay quien escribe exilio y marca su herida política, unida a la soberana voluntad de no estar más, cuando la historia se hace insoportable. El famoso portazo de Rimbaud. Pero exilio es también metafísico, de la existencia, una ausencia esencial. Aquel albatros de Baudelaire. Exilio es una palabra tan fuerte que, cuando la usamos, nos arrasa y deja deshabitados. Otros prefieren destierro, que siendo también política, parece ir al encuentro de un telos perdido y es más romántica. Y ni hablo del repertorio inmenso posmoderno que encontró una mina en los viajes.
Me gusta la palabra diáspora, que es síntesis de viajes emblemáticos, una una palabra que no cesa de transformarse y transformarnos cuando vivimos en ella. Sin diáspora, seríamos apenas sin tierra, sin hogar, sin techo. Me reconozco diaspórica, aunque la palabra, así derivada, no sea bonita, más parecida a una enfermedad, lo que no deja de ser cierto.
Diáspora me permite nombrar ciertas habilidades de diseminación y siembra que he aprendido a la fuerza. Soy casi especialista en crear hogares fuera del hogar e imposibles regresos. Porque ¿a qué lugar retorna el viajero? Y, aunque me traduzca y travista, quiero conservar mi centro, que no sé dónde está, siempre en movimiento. Como viajera hábil, dejo marcas por donde ando. Por su parte el viaje me ha tatuado figuras coloridas, de azarosa trama. Cuento desatinos.
En fin, me quedo con diáspora. Es excitante, dramática, confusa. Nombra lo que quedó atrás, también caminos abiertos. En ella cabe toda la ficción de la memoria: familia, casa, infancia. La isla entera.
Así, La isla que viaja, pudiera ser el título de un próximo libro. Con originales citas en chino que hablen del que regresa, que nunca es igual al que partió, y de cómo el viaje más largo empieza con el primer paso.
(Del libro Escribas, Ed. Betania, Madrid, 2013)
OTRO INFIERNO
Pero siempre solo; sin familia;
hasta esto, ¿qué lengua hablaba?
Arthur Rimbaud
Estuve una temporada
en el infierno no de Dante
que era de fabuloso imaginario.
Mi infierno tenía la forma
del lugar común del yo.
Descendí a los círculos
apenas tristes laberintos
sin salida semejantes al caos.
Erré en lo profundo
preguntando absurdos
procurando claves.
Aullé de esclarecido miedo.
Y de tanto vagar y sufrir y gritar
quedé sanamente enferma y muda
que no del todo y al fin muerta.
De vuelta al mundo de los vivos
recupero la tenue luz del anochecer
la bondad del café en la mañana
el aire sutil de la noche profunda
las buenas conversas a solas conmigo.
Y dejo correr las horas vagas
mirando el ir y venir de las nubes
que determinadas van hacia la nada.
Ahora sé que cada paso es signo.
Ausculto mi cuerpo y escucho
el acompasado ritmo del día
con sus luminosos meandros.
Toco la vida y todo alcanza
sentidos inagotables.
Estoy en paz.
Y sueño.
LAMENTACIÓN POR LA MUERTE DEL AMADO
Amei-te em verdade e transparência
E nem sequer me resta a tua ausência
Sophia de Mello Breyner Andresen
No velaré tu vida.
No podré pastar
tus desasosiegos
ni darte las palabras
que en el amor refulgen.
No te prestaré los sueños
del amanecer juntos.
Reposarás inerte
en el desavalido espacio
donde te deshabitas.
Dejarás esta memoria
sin invocaciones
sin quebranto.
Ya no habrá más dolor
ni quimera ni milagros.
Te has ido solo
llevando tu propia ausencia.
AL PARTIR
Al partir se descubre
que el viaje era apenas
una oscura voluntad
de henchir y levar
una aventura provisoria
un arribo al sueño
una llegada tardía.
Y no se está más solo.
Allí están los otros
que eres tú
en el confuso desear
izando velas.
A LA DERIVA
Llevada por el viento
perdí las referencias cardinales
mi brújula de mil viajes
hundida en el mar azul cielo.
Ahora a la deriva sé
que mi destino es errar
aunque el destino no existe
y yo no me canso de buscar.
TIERRA FIRME
Tan cerca te siento
que puedo tocarte
tierra amada en lejanía.
No quiero
llegar ni volver
solo sin fin mirarte.
Isla de la memoria
que al estallar
te haces infinito…
ALADA VIAJERA
riega con niebla y con el espíritu de lo errante las alas intermedias.
José Lezama Lima
Doble de mí perdida
en el reino intermedio
de los sueños.
Apenas sombra elusiva
ya avanzando en la bruma.
Río de fluir secreto
en las aguas sumergidas
del torrente tumultuoso.
Prístino enigma que mora
en los confines del tiempo.
Un amago de constancia
en confusos reflejos.
Eterna sustancia prismada.
Vaga visión que perdura.
Alada viajera de umbrales
ante su casa entreabierta.
(Del libro Visiones de mujer con alas, inédito)