CONVERSACIÓN CON LUIS CERNUDA
Alguna vez fui/ viejo Cernuda/ rastro de luz/ bandada de sueños cortando el cielo/ He recibido dádivas de algunos labios cabalgando mi cuerpo/ desentrañando enigmas que pretendía imposibles/ He sido domesticado más de una vez/ Pero también me ha tocado conocer hombres que como hiedras se han alzado por este flanco/ hundiendo sus raíces sin la aquiescencia de mi bondad/ he padecido la vileza de la cobardía/ esa dentellada de la ira ante el anhelo quebrado por la mezquindad de otros que no lograron —quizás no desearon— comprender/ Confieso que me ha tocado caer bajo alguna bota áspera/ lidiar con el silencio cuando no encontré otra manera que ceder/ claudicar frente al absurdo y la idiotez/ Tuve que resistir las pérdidas/ el desplome/ la apatía/ Ah/ viejo Cernuda/ me ha tocado todo para luego ser nada/ En este instante en que el tiempo moldea mi voluntad como barro inútil/ lo he comprendido.
TIEMPO DEL REGRESO
Y los muertos de mi familia regresan (…)
José Kozer
Era el tiempo del regreso/ Retornábamos a la casa de nuestra niñez/ aquella de tantos muertos abandonados a la herrumbre del silencio/ aguardando siempre un ramo de flores/ una oración/ alguna señal para no saberse solos/ ahogados en la nostalgia que se ha expandido como horizonte/ Partimos hacia un destino que creíamos asible (algunas evocaciones permanecieron en la marea de la espera)/ pero la casa no resultó sino imagen incomprensible/ No hallamos ningún retrato en la pared/ reverencias ni sonrisas como presagio/ Fuimos sombras que nadie recibió con rituales de júbilo/ En el tiempo del regreso vislumbramos nuestra condición de hombres más muertos que los muertos: ¿quién ofreció una plegaria/ un ramo de lirios para sabernos recordados/ herederos todavía de algún sitio a pesar de la ausencia?/ En el retorno no hubo más que la declinación de lo que alguna vez fue cardinal/ sepultando nuestra identidad entre las ruinas/ La misma ciudad parecía otra/ en ella fenecieron los recuerdos de la infancia/ fueron devorados por el musgo y la humedad/ su lucidez no fue suficiente para retener el sonido de estos nombres que hoy apenas son hilachas/ El acto del regreso —lo comprendimos en un golpe de pérdida— es afán de aquel que se marcha/ dejando atrás una duna elemental de fragmentos de sí mismo y/ procurando disiparlo/ vuelve siempre sobre una cuerda floja/ mientras el viento de la incertidumbre amenaza su equilibrio.
SOLILOQUIO
Ahora que me asisten estos tercos fantasmas y no alcanzan ni mi piel ni mis ansias para adornar la noche/ voy buscando en este cuerpo aquel templo de opulencias/ pero todo acto es ritual irrisorio/ no logro distinguir hacia dónde me conducirán estos pies/ los recuerdos/ las voces macilentas de esos seres que se atrevían a erigir catedrales en mi nombre/ no encuentro artilugio para responder al reclamo de estas paredes que se resisten a mi presencia/ Sólo me asisten esos gorriones que se ufanan de su libertad/ esta pequeña lámpara con que suelo pretender la luz/ pero voy arrojando palabras al silencio para soportar la humillante compañía de los retratos/ el espejo que me inyecta su azogue de muerte/ doblándome —lento— sobre mi propia sombra/ Ahora que la noche se adentra en mis horas sin remordimientos ni salvoconductos/ comprendo que estoy a solas con un sentimiento que me deja absorto ante la vida/ una vida que ha pasado con la misma fugacidad dolorosa con que pasan todos por mi existencia.
PARIA
Mi voz fermenta en el desprecio de la noche/ El mundo me abortó/ desterrándome donde sólo florece mi espanto/ En este cuerpo yace la sombra/ se restallan lamentos contra el vacío de esos huesos con que imploro a dioses absurdos/ seres que jamás voltean la mirada para no saber/ Fustigan las horas/ hunden su filo de luna en estas sienes/ abriendo estrías/ viciando como escarcha que coagula los ojos del ciego/ La celda es ámbito de malditos/ insidia para adjudicar el quiebre/ la torcedura/ Ya no habrá ceremonia que arroje consuelo alguno/ mi nombre sirve de alimento a insectos que procuran el desamparo/ cuelga de los hierros que me separan de la realidad (afuera todo fluye a pesar de mí)/ La sentencia corroe el ímpetu de los augurios/ todo artificio ante la espera/ Aquel que fui un día me abandona/ en el hueco de la incertidumbre desvanece.
MARIPOSAS
Las alas de mariposa ayudan a definir
la fragilidad del mundo.
Lina de Feria
Una mariposa bruja salió de la madrugada y se estrelló contra la pared/ El sonido de su muerte me estremeció apartándome del sueño (las mariposas son seres hermosos y frágiles/ por eso la muerte ensaya con ellas)/ Pude sentir el miedo hundido en mi pecho/ Encendí la lámpara y su luz señaló el cuerpo inmóvil/ Aquella imagen pesaba demasiado sobre mis ojos/ una mancha en la pared fue todo cuanto dejó de su existencia/ Entonces la arrojé por la ventana/ devolviéndola a la oscuridad de donde vino/ Esa noche comprendí qué es la muerte/ adónde van los que mueren/ Pero arrastrar con tal verdad desde la niñez no hizo que doliera menos cuando enterramos al perro/ al abuelo/ a mi padre.
SOSTENER LA ISLA
la isla es uno mismo.
Nelson Simón
Como Palma Real me aferro al cuerpo/ a la urdimbre de la Isla/ hundo mis raíces hasta la médula de la tierra/ de sus ubres subterráneas succiono sangre/ clamor/ la historia de sus muertos: savia que nutre los capilares/ el penacho/ Me acostumbro a los presagios/ al roce de la sal/ Levanto mi rostro en el balbuceo del alba y observo con dignidad el horizonte/ soportando el peso/ la estrechez/ Llevo en mi tronco vestigios de los días/ tantas intemperies/ rastros de persistencia que son todo mi atributo/ lo que ofrezco a aquel que se aleja y vuelve al linaje de lo elemental/ Soy como la Palma Real: hombre ceñido a la tierra que va buscando un lugar/ algún modo de sostener la Isla/ de apuntalar el país.
LAS PUTAS Y EL AMOR
Lo peor de la soledad es la forma
Lourdes González
Una puta es una mujer con un propósito/ con tu espina dorsal y tu nombre erige las catedrales del placer/ imperios donde convergen rivales y adeptos/ Su cuerpo es címbalo/ origen de los misterios/ Ella se expande/ se hace luz/ Siempre habrá una mano que le extienda un pedazo de cielo/ un poema/ una isla/ En su vientre guarda los conjuros y la mística de los siglos/ allí beben como títeres de una sed rota monarcas/ plebeyos/ ególatras/ Una puta es una mujer que no ama/ que niega —al menos— tal acto/ El amor es un sentimiento-trampa que no pueden permitirse/ por eso están solas/ Mujeres tristes como un guijarro/ una estrella/ un cadáver/ Mujeres solas como yo.