Intentar mantener una flor encendida
es la escalera húmeda todo el año. La cruzas.
Con los ojos clavados en la nieve y la noche
trabajas bajo tierra. Parece de cristal,
tan pequeña. El color ¿hecho para una foto
"Duran según el uso de menos o más químicos;
no se les considera, por eso, naturales".
Casi quieres decirme que no son de verdad
y excusarte por solo cultivar la apariencia.
Hablas de tantas cosas frente al arduo milagro
de tu flor breve, tienes miedo a que te descubran.
Vengo de un sitio donde este trabajo duro
se deja al sol, que lo haga el sol, nadie inferior;
y el llano se ha llenado de agujeros de minas
abandonadas, donde la luz busca colores
distintos, y el tumulto borrado los habita.
Déjame sin palabras, ni siquiera la sangre
me dones de esa mínima palabra que es perdón.
No me expliques la forma inclinada del cielo
de tu ventana, cómo subes por ella y bajas,
por qué es tan vertical, y esta flor sola arriba.
(Praga, marzo 2014)