1
La noche me inundó en jugo de granada.
He visto en sus reflejos destellos de la nada.
Las cosas, en las luces, eran nubes aladas.
Después, mi corazón sintió que despertaba.
2
Entre las azucenas crece hierba de olvido.
He sentido el perfume de un paisaje dormido.
No sé si lo que veo está fuera o es mío
ni sé si estoy volando o aún yazgo en el nido.
3
Dicen que de la nada surgió todo algún día.
¿De la nada las rosas y su melancolía,
las estrellas, el agua, la destrucción, la vida?
¿Y la tristeza es nada y es nada la alegría?
4
Miré caer la lluvia. Por la margen del río
arroyuelos de barro despedían el estío.
Las corrientes dibujan en la tierra sus signos
mientras el tiempo pasa y borra los caminos.
5
El suelo está reseco y poblado de grietas.
En el cielo brillante las luces son saetas
que un espíritu errante arroja a las esferas.
Mi barco se detuvo varado entre la tierra.
6
Bebió vino de olvido y el recuerdo golpeaba.
En la noche silente el insomnio acosaba.
Sumergido en el lago lo cubrieron las aguas
y el clamor de los cielos le silenció las llagas.
7
Voces entre lo oscuro. Brillos en el silencio.
Rocas en ríos candentes. Sobre las aguas, fuego.
Gritos de quien me quiere. Besos de quien no quiero.
Y el mundo es un ruido de lluvia en el caldero.
8
¿Quién podrá defenderse de la furia del sismo,
de la rabia del agua, del mordiente del frío?
¿Qué guarida buscarse frente a tal poderío?
Ni el poema me sirve contra su prosaísmo.
9
Yo buscaba en el siete y era el número nueve.
Buscaba sol radiante y mira cómo llueve.
Ya no busco, camino. Disfruto sorprenderme
con cada cosa nueva que la vida me ofrece.
10
El zaguán era un mundo de sombras y de polvo
en el que los ratones vivían entre escombro.
Cubrieron sus rincones con el poder de un toldo
y ahora el blanco reluce en un mundo de asombro.
11
Si despiertan las cosas de su sueño sin tiempo
¿qué secreto dormido sorprenderá al ingenuo
que descubrió de golpe el hablador silencio?
¡Y no saber la sangre que corría por sus cuentos!
12
Él era un secreto y quiso ser conocido.
Brotó de Su silencio un muy leve suspiro.
De golpe, en la alta noche la luz cobró sentido
y todo fue llenándose del ser de Su bramido.
13
Todo lo que será ya fue y ya está escrito.
La Eternidad es un libro que leemos a pasitos. el
En nuestra percepción el tiempo es delito
de tener que elegir lo que es nuestro destino.
14
De la nada surgieron las luces y las eras.
Todo evolucionaba de singular manera,
cada tiempo, cambiaban de forma las esferas.
Y sin embargo Él es lo mismo que ya era.
15
Es extraño saber que Él dijo: Sé. Y es.
Como extraño resulta pensar que lo que ves
antes de que surgiera, alguna vez no fue.
Creer si actuó Él o nadie, es cuestión de qué fe.
16
He buscado en la noche la luz de las estrellas
intentando entender qué misterio hay en ellas.
Me contaron silbando las historias más bellas
pero sigue un secreto guardado en sus quimeras.
17
Si la vida te diera de golpe los triunfos
que añoraste de siempre, ¿se te ocurre en qué mundo
soñarías tus anhelos, volarían tus segundos?
El oro del destino siempre está muy profundo.
18
Ya encontró lo que andaba desde siempre buscando
y ahora todo se vuelve de repente cansancio.
Tanto correr detrás de tesoros y aplausos
y qué tarde se aprende que es mejor ir despacio.
19
De pequeño quería crecer pronto y ser fuerte,
dominar los resortes extraños de la suerte.
Y al crecer vas sintiendo un aliento de muerte.
Ay, inocencia que tuve, ahora quiero tenerte.