La selva amazónica podría acercarse ya a su punto de no retorno, lo que provocaría un colapso a gran escala con graves implicaciones para el sistema climático global. La mitad de los 850 millones de hectáreas del Amazonas están ya en mal estado.
Si a esto se añade el impacto negativo del cambio climático, el mayor bosque tropical del mundo estaría ya acercándose a su fin, según advierten dos nuevas investigaciones realizadas por equipos internacionales y que publica la revista Nature.
Las investigaciones encabezadas por dos equipos internacionales de científicos fueron lideradas por el PIK, el prestigioso Instituto alemán de Potsdam para la investigación del Impacto Climático. En concreto, estos informes que publica la revista Nature, demuestran que el 47% de la selva amazónica está ya "en mal estado de conservación" y su supervivencia está "amenazada".
Entre las causas que están llevando al "pulmón de la Tierra" a su colapso, los equipos de científicos destacan la tala masiva de árboles para abrir nuevas explotaciones agrícolas, los grandes incendios forestales y las largas sequías provocadas por el cambio climático.
Con una superficie de casi ocho millones de kilómetros cuadrados, la Selva del Amazonas es el mayor bosque tropical de nuestro planeta.
"El sureste del Amazonas sufre tan alta presión humana para que la región mantenga su condición de selva tropical a largo plazo. Pero el problema no termina ahí. Dado que los bosques tropicales enriquecen el aire con una gran cantidad de humedad que forma la base de las precipitaciones en el oeste y el sur del continente, la pérdida de bosque en un lugar puede provocar la pérdida de bosque en un circuito de retroalimentación autopropulsado", subraya el científico del PIK, Boris Sakschewski, uno de los autores de esta macroinvestigación.
Pérdida del Amazonas
Las olas de calor y las sequías provocadas por el cambio climático, que incluso afectan ahora a zonas remotas, están también destruyendo los mecanismos naturales de resistencia de la Selva del Amazonas. De mantenerse este ritmo de destrucción, para el año 2050, el 47% de los bosques amazónicos estarán ya amenazados por perturbaciones crecientes, con el riesgo de cruzar un punto de inflexión.
Con una precipitación media anual inferior a 1.000 litros por año, la selva amazónica no puede existir. Sin embargo, por debajo de los 1800 litros por año, se hacen posibles transiciones abruptas de la selva tropical a una vegetación similar a la sabana.
"Esto puede deberse a sequías individuales o incendios forestales, que se han vuelto más frecuentes y más graves en los últimos años", afirma Da Nian, científico del PIK y también autor del estudio.
Impacto a nivel mundial
El impacto de la pérdida masiva de árboles no se limita a las fronteras del Amazonas. La humedad transportada a través de los llamados "ríos voladores" del Amazonas es una parte crítica del monzón sudamericano y, por lo tanto, esencial para las precipitaciones en vastas partes del continente.
Además, la Amazonia en su conjunto almacena carbono equivalente a entre 15 y 20 años de las actuales emisiones humanas de CO2. Por lo tanto, la pérdida de bosques amazónicos impulsa aún más el calentamiento global e intensifica sus consecuencias.
"Para mantener el bosque amazónico dentro de límites seguros, se deben combinar esfuerzos locales y globales. La deforestación y la degradación forestal deben terminar y la restauración debe expandirse. Además, queda mucho por hacer para detener las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo", concluye el coautor Niklas Boers, líder del Future Lab del PIK.
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