Muy a mi pesar, he tropezado con un material periodístico hermosamente lamentable. Su magnitud es tal, y no hablo de extensión, que es como si un pequeño zorro encontrara, para sí solo, el cadáver fresco de un bisonte. ¿Cómo meterle el diente a todo aquello? Por esa razón dividiré su consumo en dos o tres entregas y, créanme, sobrará comida. "La Habana: Reconocen avances en la higiene comunal", es el título de la entrevista que le realizara el reportero de Tribuna de La Habana, Eduardo Douglas Pedroso, a Orestes Llanes Mestre, Coordinador de Objetivos y Programas del Gobierno de La Habana, publicada en el citado órgano de prensa el 4 de mayo.
Aunque las preguntas al funcionario versaban sobre temas generales referidos a la higiene en la capital, respondidas todas al calor de una sesión del Consejo de Defensa Provincial, saltaré a la última parte del cuestionario, por la vigencia y preocupación impostergable del tema.
Pregunta del reportero: "Antes de finalizar quisiera que me comentara un poco sobre la poda y tala de árboles. Hay algunas preocupaciones de la población al respecto".
Respuesta del funcionario: "Lo primero que se debe aclarar es que esas tareas no se hacen de manera arbitraria, sino que se planifican y se cumple con una guía forestal. También se atienden solicitudes de vecinos. (...) En los últimos días se han publicado en las redes sociales algunas inquietudes por una supuesta tala indiscriminada, pero no existe tal cosa. (. ) Lo que provocó en lo fundamental ese estado de opinión fue la tala indebida de un árbol en uno de los municipios céntricos de la capital, por lo que fue multado y removido de su función el jefe de la brigada que cometió esa negligencia"
La belleza de estos comentarios merece un desmontaje, aunque sea superficial. En primer lugar, si "esas tareas" no se gestan arbitrariamente, ¿qué cabría esperar de una arbitrariedad mayor que la ya existente, cuando los desmanes se cuentan por decenas, repletos de negligencias por todos lados?
Después sigue: "También se atienden solicitudes de vecinos". ¿De cuándo acá un "vecino" tiene potestad para solicitar la tala o poda de plantas, cuando existen regulaciones legales específicas que deberían seguirse con rigor? Más adelante complica las cosas, "esclareciendo" que "algunas inquietudes —que en realidad son reclamos a voz en cuello— por una supuesta tala indiscriminada", no son tales.
Pero, Señor, ¿cómo va a decir semejante cosa a las personas que día a día ven con sus propios ojos lo que pasa en las calles de esta ciudad?
Y, para terminar, remata con un dato que deja a todos perplejos: "¿Sólo por 'un' árbol, indebidamente talado, se ha formado todo este revuelo?" El mismo periodista debe haber quedado de una pieza, conocedor de un artículo publicado por una colega suya, en el mismo rotativo en el que él trabaja (Raquel Sierra Liriano, "Un arbolicidio a pleno sol", 11 de abril de 2021), y que denuncia la tala rasa de nada más y nada menos que 19 árboles frente a la entrada del Poligráfico, donde además labora. Resultados trascendidos de culpabilidad: tronaron a un humilde Jefe de brigada, insignificante chivo expiatorio de toda una desarticula política higiénico-ambiental.
En otras citas de su argumento, el cuadro esparce el excremento a partes iguales, responsabilizando a las brigadas de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA), la Organización Básica Eléctrica (OBE), la Empresa de Áreas Verdes, o la Empresa Forestal. Triste tener que enterarse de estos entresijos por esta vía... Entonces, contrario a lo que pensábamos, ¿no existe una entidad rectora, consultiva, ante la que se deba rendir cuentas de tales manejos? Sin ir más lejos, creo que hemos dado con la causa, o una de las más importantes, en el descuido medioambiental que estamos experimentando, tan solo en La Habana.
Para no quedarnos con el amargo sabor de toda esta falacia, contaré sucintamente de unos pocos ejemplos de la ciudadanía, que ha tomado cartas en el asunto en las redes sociales. Independientemente de las y los involucrados en el respeto del patrimonio forestal, con diferentes grados de desempeño, son las mujeres, además jóvenes, las que llevan la voz cantante en esta cruzada por la vida.
Nara Miranda Lorigados, tras un dilatado viacrucis burocrático para plantar árboles, en gran parte infructuoso, consiguió con esfuerzos propios sembrar posturas de varias especies en el área verde de su vecindario. Todo el proceso fue documentado.
María Lorente Guerra, hizo un banco de datos en PDF a partir de las denuncias de los usuarios en las redes. Aunque está referido solamente al municipio Plaza, su investigación aporta la escalofriante cifra de 237 árboles mutilados, de ellos, 38 casos de poda excesiva, y los 199 restantes a talas. A pesar de que la datación de las ilegalidades es muy dispar en el tiempo, evidencia que los especímenes cortados en el pasado no han sido repuestos. Alexandra Lleonart, activista del grupo de Facebook, "Habana Verde", promovió la firma de una carta para ser entregada en diferentes instancias oficiales, algunas de las cuales respondieron, otras delegaron responsabilidades. Sus sistemáticas sugerencias y denuncias, la convierten en una de las personas más preocupadas en torno a cuestiones medioambientales. Actualmente promueve la "Campaña Cuba Verde", para celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente donde convoca "a todos los ciudadanos a gestionar y sembrar semillas de árboles y plantas adecuados para la ciudad". También la periodista Maya Quiroga se suma a las denuncias con un artículo titulado: "Vedado: verde que te quiero verde". En fin, simples ciudadanos que en medio de la crisis responden a la desidia y la indolencia con acciones afirmativas.