Poema de Ileana Álvarez, del que tomamos su título, pero también su espíritu de resistencia y resiliencia, para bautizar el proyecto de la revista Árbol Invertido, convirtiendo su último verso en un mandato existencial para la superación de las dificultades, incluida la negación del totalitarismo : "Ah, verlo todo distinto".
Árbol Invertido
Volverme pies arriba,
ramas adentro, raíz al cielo
como un árbol invertido.
Volverme, sí, confundiendo los pájaros
que torpes anidaban mi pequeñez.
Confundir a los vientos,
el envés de la noche,
los arcos indomables,
la tarde, su jauría.
Las profundas gargantas de los cuervos sosegar,
las sucias transparencias,
el salto no escuchado
del suicida, los nudos,
las vacías ofrendas.
Mostrarles la dureza de mis líneas más íntimas,
mi piel de polvo y llama,
unas cuantas metáforas de praderas y ciervos,
Islas, blancos tallos
que cuecen mi estrenada sangre.
Como en un laberinto de espejos, infinito,
confundirlos a todos,
que no logren llegar jamás
hasta la estrella que en el centro
muere y renace, infinita también,
que no toquen sus giratorias espadas,
el fuego líquido en los labios.
Abrazar la lluvia con mis piernas.
Beberla luego mis cabellos,
los ojos.
Ah, verlo todo distinto.
Poema del libro: Oscura cicatriz (Ed. Ávila, 1999, Ciego de Ávila, Cuba)