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Palabras al catálogo de "Iter Criminis" (+ Galería de imágenes)

En un catálogo de artistas soviéticos, Louis Arturo Aguirre (1991) invitó a artistas amigos a dejar un pequeño comentario gráfico. Obra colaborativa.
En un catálogo de artistas soviéticos, Louis Arturo Aguirre (1991) invitó a artistas amigos a dejar un pequeño comentario gráfico. Obra colaborativa.

Querido espectador, sin ánimo de subestimarlo, deseo compartir con usted algunos comentarios sobre la muestra.

Primero lo primero: el título. Es probable que se pregunte qué es esta locución latina que le da nombre a la exposición. Quiere decir “camino del delito” y es empleada dentro de la terminología penal en alusión al proceso y las fases que van desde la ideación hasta la consumación de un crimen. Los que me conocen supondrán de dónde me viene el dato. No estuve muy segura del título hasta que, en el proceso de búsqueda y selección de los trabajos que integrarían la muestra, me topé por conveniente azar en un abigarrado cuaderno de artista la siguiente anotación: “un artista debe pintar un cuadro con el mismo sentimiento con el que un criminal comete un crimen”. El autor de la frase: Degas. De más está decir que el dueño del cuaderno está en la nómina, pero su identidad prefiero dejarla en el plano de las suposiciones.

Iter criminis fue concebida como una exposición sobre el dibujo como forma de expresión, conocimiento y análisis. No como obra cuidada y terminada, sino como proceso de carácter espontáneo, lúdico y cotidiano donde lo aparentemente gratuito, redundante o superfluo responde a las fases o fragmentos que conectan un pensamiento creativo con la obra de arte. Se trata justamente de explorar el intermedio, de mostrar el subproducto  que  genera el ejercicio de la creación.

La expo abarca un amplio margen generacional  y participan artistas camagüeyanos radicados tanto en su ciudad de origen como en La Habana o los Estados Unidos. Se incluyen bocetos, trabajos preparatorios o simples divertimentos desde diferentes técnicas, formatos y soportes para la exhibición, y notablemente diversos en sus temáticas y enfoques.

Veamos finalmente a los artistas:

En un boceto a gran escala realizado con carboncillo sobre papel craft de Jenny Hernández Carbó (1982) identificamos la simbología y estética que caracteriza a la artista: elementos relacionados fundamentalmente con los arquetipos de la femineidad, la fecundidad y la vida.

Agradecemos la distinción que nos hace un artista tan reservado como Carlos Alberto Casanova (1974) al compartir con nosotros una pequeña muestra de su obra monumental. Sin premuras  e insistentemente viene trabajando Casanova sobre la espiritualización de su muy preciado motivo del piñón, esos extraños arbustos que en Cuba flanquean los caminos rurales. Sus dibujos, cuyos niveles de elaboración van desde el simple gesto pictórico hasta lo decorativo, forman parte de un sistemático proceso de estilización que en ocasiones recuerda el tipo de belleza de la última etapa de Matisse.

Camila R. Lobón (1995) se graduó hace pocos meses del ISA con una obra temeraria sobre el totalitarismo y la distopía que ha suscitado no pocas incomodidades. La selección de dibujos que mostramos aquí son un ejemplo de su acritud y sarcasmo.

El aporte de Alí Hamouni (1990) lleva su sello de curiosidad e invención. Están los “bichos” y la taxidermia, el coleccionismo, el gusto por los marcos, la mezcla de lo cientificista con lo alegórico…

En las páginas de un viejo catálogo de pinturas, dibujos y caricaturas realizados por un colectivo de artistas soviéticos, corresponsales del periódico Pravda, a propósito de los juicios de Nuremberg y algunos hechos relacionados con la II Guerra Mundial, Louis Arturo Aguirre (1991) ha invitado a sus amigos artistas a dejar un pequeño comentario gráfico o pictórico. Lo incluimos como ejemplo de obra colaborativa.

Jorge Luis Porrata (1975) vive en Portland, Oregon, hace casi dos décadas. Es padre de dos niños hermosos, trabaja como maestro y colabora con la editorial Homagno como poeta e ilustrador. Sus pequeños dibujos sobre fondo amarillo similares a stick notes llevan como título Commuter drawings pues fueron realizados durante un breve periodo en que se trasladaba en autobús para llegar al trabajo. Son ingeniosos comentarios de casuales pensamientos y estados de ánimo.

En la pasada Bienal de La Habana Lester Álvarez (1984) expuso en la expo colectiva De un fanático de Rockefeller a un discípulo de Jruschev, una serie titulada La noche en Cuba donde representaba a través de la pintura pasajes oníricos extraídos de varios libros de autores cubanos. Incluimos aquí sus textos y bocetos a color.

Juan Pablo Estrada (1992) es un fotógrafo que cursa estudios en el ISA y vive libre y sin apuro. También se entretiene dibujando y usa las libretas del ISA para archivar pequeñas escenas discretamente irónicas donde, como en sus fotos, lo trivial muestra su peculiaridad.

Alex Deivy Martínez (2000) es el más joven de la reunión, no ha terminado aún sus estudios en la Academia de Arte de la ciudad. Desde que lo conocí, cuando trabajaba allí como profesora, me pareció ver en él una autenticidad y lucidez en cuanto a sus intenciones creativas y comunicativas poco frecuentes entre los de su edad. Carece de los típicos prejuicios e inseguridades adolescentes, no le preocupa parecer ingenuo o infantil y confía en la intuición. Tempranamente familiarizados con la tecnología, estos muchachos gustan de incorporarla desde muy pronto a sus hábitos creativos. Alex recién ha empezado a explorar la pintura digital. Sus dibujos fueron hechos en el teléfono durante sus momentos de ocio.

Como todos sabemos, Almanza (1957) es un creador polifacético. Aunque se define como escritor, lo que muchos entendemos por tal resulta demasiado estrecho ante la forma en que él concibe y realiza su obra literaria. Su idea de la poesía se extiende también hacia el ámbito de la visualidad. Sus videos e instalaciones son un ejemplo de ello, así como su interés por la poesía visual y las invenciones caligráficas, fundamentalmente en torno a su rúbrica, que hoy mostramos aquí.

Supongo que Camagüey no se haya olvidado aún de Dashiell, un artista que sin duda dejó una huella en esta ciudad. Poco antes de marcharse a los Estados Unidos, Dashiell Hernández Guirado (1977) inició un nuevo trayecto dentro de su obra que lo fue llevando hacia temas cada vez más personales. Sus últimas exposiciones en la ciudad: En la cárcel del tiempo y Quiero que haya sol siempre, realizadas en la galería Larios y su propia casa de la calle San Fernando respectivamente, fueron los eventos que marcaron el inicio de un proyecto creativo enfrascado en la recuperación de la memoria íntima del artista. Dashiell tuvo la gentileza de realizar para nuestra exposición un breve video sobre la fase actual de este proceso.

Para todos estos artistas, el agradecimiento por revelarnos los rastros de sus “caminos del crimen”.

Isel Arango

Isel Arango.

Crítico de arte y curadora independiente. Licenciada en Historia del Arte (Universidad de La Habana, 2011). Ha trabajado en el Museo Provincial "Ignacio Agramonte", en el sello editorial de la Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey y como profesora de la Academia de Arte Vicentina de la Torre. Ha publicado en varios medios oficiales e independientes. Pertenece al Grupo Ánima.

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