En el marco de la Feria del libro de La Habana regresó a Ediciones Unión Pedro Juan Gutiérrez, y esta vez lo hizo, al fin, con Trilogía sucia de La Habana (Anagrama, 1998), obra con la cual se dio a conocer en la esfera internacional.
Este es un libro, escrito entre 1994 y 1997, que nos recuerda a aquellos esclavos de la Cuba española, que se revelaban contra sus amos a pesar de conocer bien las consecuencias de semejante acto. Escrito desde La Habana profunda, nada amable, es una denuncia de todos los males que aquejaban y aquejan a la mayor de las Antillas, pues aunque ya han pasado más de 20 años, La Habana sigue igual, Cuba sigue igual, de ahí que el libro, anclado en el llamado Periodo Especial, tenga tanta vigencia hoy.
Trilogía sucia…, especie de autobiografía de una Centro Habana convulsa tras el colapso del comunismo, con un estilo directo, que recuerda un tanto a la crónica periodística, con una excelente economía de recursos propia del realismo literario, es, por mucho, el mejor libro de Pedro Juan, algo en lo que se han puesto de acuerdo la crítica y el público. Ahora bien, ¿a qué se debe que este libro, traducido a 22 idiomas y distribuido en más de 100 países, haya tenido que esperar 20 años para ser publicado en Cuba? ¿Acaso con esta edición el gobierno está mandando un mensaje? ¿Puede que ese mensaje esté dirigido a los artistas y escritores que se oponen al triste Decreto 349? Como quiera que sea, lo cierto es que el autor de El Rey de La Habana, vuelve a los lectores de Cuba, aunque para ello solo cuente con una edición de 3000 ejemplares.
Pedro Juan Gutiérrez, heredero de Reinaldo Arenas y Guillermo Cabrera Infante, reúne en la Trilogía sucia… 60 relatos bajo los títulos: “Anclado en tierra de nadie”, “Nada que hacer” y “Sabor a mí”, las tres partes en las que se divide este libro, y a excepción de "Dale una puñalá, acere", "El aprendiz", "Salvación y perdición", "Visión sobre los escombros", "Los hierros del muerto", y "Siempre hay un hijoputa cerca", está escrito desde una primera persona, y en el dilecto coloquial de La Habana.
No es de extrañar que un libro como este haya sufrido una censura de 20 años, (20 años no es nada, cantaba Gardel; pero 20 años estuvo preso el comandante Huber Matos) y cómo no han de censurarlo cuando habla sobre esa realidad que el gobierno se empeña en ocultarle al mundo: el hambre, la miseria, la violencia, la falta de moral y ética, las drogas, los juegos de apuesta, la prostitución y otros males sociales que denuncian el fracaso del comunismo.
En una entrevista publicada en Odisea, el escritor español Pedro Menchén le preguntó a Gutiérrez:
O: ¿Qué sientes cuando en Europa y en América tienes una legión de lectores y, en cambio, tus amigos y familiares no pueden leer tus obras en Cuba?
PJG: No siento nada. Yo sabía perfectamente que la literatura que yo hago es una literatura provocativa, que me iba a traer problemas de todo tipo, como me los ha traído. Por ejemplo, cuando terminé la Trilogía sucia de La Habana, que se presentó aquí en octubre del 98, en enero del 99 me dejaron fuera de mi trabajo en Cuba, fuera del periodismo. Yo estaba en dos buenas revistas, en Bohemia y en Habanera. En Habanera tenía una columna, una página entera, que se llamaba “La Cuba de Pedro Juan Gutiérrez”, y sencillamente prescindieron de mi trabajo. Inventaron un pretexto administrativo y me dejaron fuera. Ése es uno de los problemas que he tenido. He tenido otros problemas de otro tipo, pero yo lo enfrento tranquilamente y yo sé que ése es el tipo de literatura que yo quiero hacer. Creo que cuando uno hace lo que quiere, siempre tiene que enfrentarse a contratiempos de muchos tipos. La sociedad siempre trata, de un modo o de otro, de aplastarte, trata de controlarte, trata de que tú vayas por el caminito hecho, y cuando tú haces otra cosa o dices otra cosa, actúas de otra manera, pues inmediatamente tratan de aplastarte, tratan de controlarte. Yo estoy preparado para eso.
Perseguir, marginar, silenciar, a todo el que haga oposición, ha sido una constante en la política cultural del gobierno de La Habana. El número de artistas, intelectuales y escritores que han sufrido a manos del gobierno es enorme, y de eso también escribe Pedro Juan en Trilogía sucia de La Habana, de una manera que a veces nos da la impresión de encontrarnos frente a un libro que, a pesar del "realismo sucio tropical", es pura literatura de no ficción.
La Habana de a pie, la que no sale en los periódicos nacionales ni en los noticieros, la que está prohibida en las telenovelas, la protagonista en muchos buenos libros que aún siguen prohibidos en Cuba, es sin duda la culpable de que esos 3000 ejemplares se agoten en cuanto el gobierno se atreva a ponerlos al alcance del público. Baste decir que, muchos de los que asistieron a la presentación en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, tuvieron que regresar a sus casas sin un ejemplar, porque no alcanzaron.