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Poesía cubana | Animal doméstico y otros poemas

"Hay que cruzar el país, / asirse a la hora, / decir la palabra justa / y rasgar en la noche / tu nombre una y otra vez".

Ilustración con bandera cubana y mapa de Cuba
"Animal doméstico" | Imagen: Ana Rosa Díaz

"Hay que cruzar el país, / asirse a la hora, / decir la palabra justa / y rasgar en la noche / tu nombre una y otra vez".

Amada, Dios en nosotros

Cómo se escribe un poema de amor

en tiempos donde el silencio se hace arena.

 

Y si canto, mi voz se incrusta en la noche.

 

Quiero llevar al alma un gladiolo.

 

Un espejismo es el pavo real en la calle Maceo,

su graznido no es tu voz,

es la magia del espejo en su plumaje

que nos devuelve una libertad fugitiva,

abandono su dolor y lo dejo en manos del mercader.

 

Miro en las profundidades del Tíber,

las aguas mansas reposan en tus ojos.

Trazas florecitas con las yemas de los dedos.

Así te amaré ante Dios

para que el fuego no consuma tu imagen.

 

Comeré en calma la fruta en las lluvias de julio

y que irrumpa la música en las noches

en que me invento el cielo.

Acaso contemplas esos puntos luminosos.

Nada espero de julio ni de mes alguno.

Este país está lejano como mi amor.

La noche avanza y voy hacia las profundidades

no siento latir el corazón,

el insomnio se adelanta y voy tras su cansada melodía.

 

Quién me dará la mano antes de dar el paso.

 

Me abandono y no encuentro refugio,

soy un enamorado que va al abismo

con una amapola para que la soledad no apresure el dolor.

 

Rompo el hilo para recobrarme en la estrella

donde necesito volverme hueso, miro a los hijos correr

y ahí se conjugan tu memoria y mi tristeza.

 

Las plumas del pavo real que por las calles oferta el usurero.

Hombre frente al abismo
"Amada, Dios en nosotros". | Imagen: Ana Rosa Díaz

Testimonio

La falla telúrica respira con miedo.

Soy un hombre cobijado por la corrupción,

piedra donde el pecho sangra

y el zapato inventa un pasodoble.

 

La casa que perdí está en el polvo del camino.

 

Acércate, alma mía,

convérsame,

no hagas de mi sangre el sacrificio o el enaltecimiento.

Que salten los soles que arrastro.

Sane mi llaga con tu herida.

Dibujo de un hombre en un ojo
"Canción para permanecer". | Imagen: Ana Rosa Díaz

Canción para permanecer

No sé cómo bajarme de tus ojos.

Tengo apetencia por compartir tu mesa,

repatriarte en mis brazos.

Los hijos alboroten la casa.

Fiesta tu hambre, lluvia, altar,

tu nudo y el mío.

Manzano seco
"Bajo el manzano". | Imagen: Ana Rosa Díaz

Bajo el Manzano

Estoy en el Jardín bajo el Árbol Prohibido,

el aire se esconde,

no sé por qué no acudes,

me estremezco mirando la desnudez del Árbol

y quedo prisionero de tus voces.

Hombre en una barca
"Estancia por la vida". | Imagen: Ana Rosa Díaz

Animal doméstico

Hay que cruzar el país,

asirse a la hora,

decir la palabra justa

y rasgar en la noche

tu nombre una y otra vez.

Dos banderas cubanas y puerta.
"Busco reflejarme". | Imagen: Ana Rosa Díaz

Busco reflejarme

Toco las cosas para sentir su textura,

no me conformo con el vacío,

y respiro,

quisiera nombrarte y que escapes.

 

El grito se queda en el abismo,

tejo y edifico tu nombre en la tabla,

háblame.

No me lleves hasta el fondo.

 

Sangro hasta deletrear tu nombre

y enmudezco.

Dos hombre volteados de espaldas
"Lamento". | Imagen: Ana Rosa Díaz

Lamento

Mientras los hijos duermen yo aguardo los mensajes

que repican en mi soledad.

 

Quiero dejar un simple rasguño que perdure en tus ojos.

Para que no se pueblen las noches de este lamento.

Dejo escapar las aves de la esperanza

y retengo en el pecho la tristeza

y el llanto no se refleja en los espejos

para reinventarme el amanecer:

animal que cruza la noche sin contratiempos.

 

No puedo decir buenos días,

no he dormido nada,

la fiebre de los niños arde en mis espaldas.

 

El dolor y el cansancio retornan a toda vela,

mis lágrimas son el rocío en la vasta tierra,

las palabras se conjugan, congelan el corazón

de quien adolece y aguarda.

Hombre carga la bandera cubana como una cruz
"No dudes entre penar y amar". | Imagen: Ana Rosa Díaz

No dudes entre penar y amar

"Mi alma como una yedra de luz verde y escarcha

por el muro del día sube lenta a buscarte".

Federico García Lorca

¿Qué hago con estas horas cotidianas?

Pongo en espera los astros, deposito la Isla de mis miedos,

la expectativa se hunde, es una piedra atada a la duda,

voy hacia el fondo con este destierro,

¿y si estamos en el plan de Dios?

 

Como refugio, mi oración.

 

Yo, cargo el madero.

 

No se toca el cielo sin la sangre del poeta,

escribo en los muros tu nombre

para hacer visible mi temblor,

lleno las paredes con tu grito,

estoy solo, te canto para que no te duela mi dolor,

para que no descubran mis penas luminosas,

reinvento la casa, hago la sonrisa de nuestro carrusel,

anido en sus cantos, enciendo la ceniza,

y nadie escucha la elegía de la Patria.

Árboles secos
"Que mi tristeza sea de barro" | Imagen: Ana Rosa Díaz

Que mi tristeza sea de barro

Que el tiempo anule estos días grises

y los eche al olvido

y nunca más sus voces nos atormenten

y en años leas este libro

y solo distingas luz entre las sombras.

Que el sol envejezca con nosotros.

El trino en esta hora no se ahogue,

porque nada valgo sin ti.

Voy por el bosque humano,

lo transito solitario, oyendo voces,

hacia el Hades.

Quiero que seamos trigo,

espigas cantando al viento

y solo soy el triste en esta hora

en que los cuervos se abalanzan sobre mí.

Hombre con un sol
"Testimonio". | Imagen: Ana Rosa Díaz

 

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Rafael Vilches Proenza

Rafael Vilches en Árbol Invertido.

(Vado del Yeso, Río Cauto, Granma, Cuba, 1965). Licenciado en Educación Artística. Poeta y narrador. Egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso (Ciudad de La Habana, 1998). Ha publicado los libros de poesía Dura silueta, la Luna  (Ediciones Bayamo, Cuba, 2003), El único hombre (Ediciones Orto, Cuba, 2005), Trazado en el polvo (Ediciones Holguín, Cuba, 2006), País de fondo (Ediciones Orto, Cuba, 2011),Tiro de gracia (Ediciones Holguín, Cuba, 2011), Lunaciones (Editorial LetrAbierta, Cuba, 2012 y Editorial Primigenios, Estados Unidos, 2020), Café amargo (Editorial Alexandria Editores y Neo Club Ediciones, Estados Unidos, 2014), La luna entre nosotros (Puente a la Vista Ediciones, Estados Unidos, 2019), Antología de la Poesía Oral -Traumática y Cósmica de Rafael Vilches Proenza (Frente de Afirmación Hispanista, México, 2019), Dulce café (Editorial Primigenios, Estados Unidos, 2020), Escribo mi sangre en la arena (edición bilingüe, Editorial Ilíada Ediciones, Alemania y Editorial Primigenios, Estados Unidos, 2023), y las novelas Ángeles desamparados (Ediciones Bayamo, Cuba, 2001; Editorial El Barco Ebrio, España, 2012, y Editorial Puente a la Vista y Neo Club Ediciones, Estados Unidos, 2016), e Inquisición roja (Editorial Ilíada Ediciones, Alemania, 2019), Sálvame si puedes (Editorial Puente a la Vista, Estados Unidos, 2021).

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