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Malaras refraneras. Políticos

Fachada de choza de madera
Imagen: Yuri Limonte

Suele el jefe, de estratega, 

con un mapa, con recursos 

y patrióticos discursos 

hacer más fácil la brega. 

Las nalgas nunca despega 

de la poltrona y se encalla. 

Por eso el refrán no falla 

con este falso Odiseo: 

El caballo de paseo 

jamás gana una batalla.

 

Ya más bien es una moda 

desvirtuar la información 

y en la manipulación 

lo que es esencial se poda. 

El farsante se acomoda 

como Nerón con su lira 

y muestra mientras delira 

entre loas y tragedias 

que en una verdad a medias 

nos acecha una mentira.

 

Hay quien lo ciega el poder 

soñando con ser eterno, 

sin pensar que en el Infierno 

entre las brasas va a arder. 

El tiempo lo va a moler 

lentamente con su rueda, 

justa ocasión de que ceda 

al último desengaño: 

El que a todos hace daño 

un día solo se queda.

 

Aprendiz de oportunista, 

de verborrea, alardoso,

prometedor, mentiroso, 

siempre el primero en la lista. 

En retos por la conquista 

bebe el trago más amargo. 

Luego emerge del letargo 

y se descarta en su fin, 

pues para ver quién es ruin 

sólo basta darle un cargo.

 

Los que gustan del poder 

gozan de sus campanadas 

y en las canas bien mesadas 

suelen rejuvenecer. 

Trágico es reconocer 

que en demagogia son duchos 

y no escatiman cartuchos 

en su corrida de locos: 

Los caprichos de unos pocos 

son el calvario de muchos.

 

Un alcalde de Guamuta 

de apellido Conde y Luz 

impuso al pueblo una cruz 

con demagogia absoluta. 

Nunca probó la cicuta 

y murió como un bendito, 

pero en récord inaudito 

él fue quien rompió el estambre: 

Matar al pueblo de hambre 

y el entierro hacer gratuito.

 

Aspirar de un dictador 

buen juicio, ideas más sanas, 

eso es pedir a las canas 

que vuelvan a su fulgor. 

Ahora es más calculador, 

disfruta de actos más lerdos. 

Él es él, no admite acuerdos, 

otro sueño es puro afán. 

Es, como dice el refrán: 

tirar perlas a los cerdos.

 

Qué lástima el poderoso

presa del ego y fortuna

y en casa no hay forma alguna

de un entorno decoroso.

Del regalo sustancioso

al arbitrario detalle,

regala montaña y valle

y es, de hipócrita, sin tasa

oscuridad de la casa

y candil para la calle.

 

Verdad y libre opinión, 

mostrar una sola cara, 

ser uno mismo... ¡qué rara 

virtud cuando hay represión! 

Pretender la información 

para estar actualizado, 

disentir de lo trazado 

ante lo virtual en boga 

es como enseñar la soga 

en la casa del ahorcado.

 

¡Cómo corrompe el poder 

cuando a la postre se enquista! 

razón, equilibrio, vista... 

se congelan en el ser. 

Así es fácil de entender 

lo irracional por esencia, 

pues de enfermiza apetencia 

al no admitir el pecado, 

el que no se ha confesado 

no sabe de penitencia.

 

En su demagogia cuecen 

solapados la acechanza. 

Los políticos, a ultranza, 

en dádivas se enternecen. 

Sin embargo, aunque te recen 

busca entre flores, abrojos, 

y aplícales sin sonrojos 

lo que el vulgo ya predijo: 

Tanto quiso el diablo al hijo 

que hasta le sacó los ojos.

 

Pienso que la sumisión,

aunque a dádiva y promesa,

no deja de ser flaqueza

que encadena una nación.

Impone su condición

el más fuerte con su alarde

y más temprano que tarde

se sufre la oscura suerte...

el flojo siempre hace al fuerte

y al más valiente el cobarde.

 

El tiempo como gran juez 

sin las burdas reprimendas 

sabe hacer sus encomiendas 

al proceder más soez. 

¿A un tirano? Ya lo ves, 

la demagogia lo ampara, 

pero aunque tras la mampara 

esconde duelos su manto, 

el que resbala de santo 

hasta demonio no para.

 

Peca de ruin e impostor 

quien cierra a todos la puerta 

sin dejar rendija abierta 

por donde escape el error. 

El que practica el terror 

y el miedo para vencer 

del refrán debe aprender 

y en la malara lo entrego, 

pues no existe peor ciego 

que aquel que no quiera ver.

 

Hay quien dice: Dios los cría 

y es el diablo quien los junta, 

toros de una misma yunta 

o perros de una jauría. 

Medrosos o en osadía, 

ruin, embustero, moroso, 

egoísta, receloso, 

pulgas de un mismo pajar 

son esa fauna vulgar 

caimanes de un mismo pozo.

 

Abunda el oportunista, 

el que acecha fácil presa 

cuando en breve sutileza 

procede como un artista. 

En tanto al lance se alista 

no piensa si le compete, 

a lo oportuno arremete 

con su paremia al costado: 

Cuando el potro está ensillado 

nunca le falta jinete.

 

Molesta una simple gota 

cuando no se le ve el fin 

y de tanto rintintín 

hasta la paciencia agota. 

El ser más noble se explota 

si en actitud reiterada 

de forma injustificada 

se le acosa sin descanso: 

Tanto le das al buey manso 

que te tira la patada.

 

No es justo matar a palos 

y a sombrerazos morir, 

sobre todo al discernir

los tratos buenos o malos. 

Un Sancho, sin intervalos, 

la Ley del Talión propaga 

y al dedo de Dios que amaga 

lo aparta sin más pudor: 

Chivo que rompe tambor 

con su pellejo lo paga.

 

Por viejos o reprendidos 

nos vuelven con el sermón 

y en un dudoso perdón 

aceptamos los cumplidos. 

No muy tarde, arrepentidos 

y víctimas de esas mañas, 

el refrán arde en castañas 

con sus sabios ingredientes: 

La zorra pierde los dientes, 

pero no pierde las mañas.

 

La demagogia es la moda, 

falsa prédica, promesa. 

Orar sin pan en la mesa 

a cualquiera le incomoda. 

Por eso el refrán con toda 

razón sirve de testigo 

cuando se alarma el ombligo 

y la voz lo hace temblar: 

Una cosa es predicar 

y otra cosa es dar el trigo.

 

Del paño muy bien conoce

el ruin, el oportunista, 

en estos lances artista 

sin que en nada se le roce. 

Si en prebendas hace un goce 

mis reproches no me callo, 

pues inmune a cualquier fallo 

suele irónico expresar: 

Si el diablo me va a llevar 

que me lleve en buen caballo.

 

Qué lejos oigo a Moisés 

y su Tierra Prometida... 

Promesa más que advertida 

que ni en los sueños la ves. 

Más que iluso reino es 

la tierra en burdos remedos 

feria de edictos y enredos, 

sujeta a Calendas Griegas 

andando a tientas y a ciegas 

hasta que el manco eche dedos.

 

Es cosa buena el perdón, 

dar otra oportunidad 

frente a toda iniquidad 

con mesura y con razón. 

Pero como precaución, 

evita una ligereza. 

Asimila con certeza 

un dictamen conocido: 

Árbol que nace torcido, 

jamás su tronco endereza.

Lorenzo Suárez

Poeta e Lorenzo Suárez. Revista Árbol Invertido

(Bahía Honda, Pinar del Río, Cuba, 1943). Poeta e investigador. Licenciado en Español y Literatura. Premio Nacional de Cultura Comunitaria en 1999. Premio Internacional “José Vasconcelos” en 2012. Es autor de libros para niños y cuadernos de poesía. El Frente de Afirmación Hispanista, A. C. ha publicado sus libros Antología de la Poesía Cósmica de Pinar del Río (2005) y Malaras refraneras (2008), entre otras obras. Dirige la Casa de la Décima Celestino García en Pinar del Río.

Comentarios:


El sinsonte del mar (no verificado) | Mar, 06/10/2015 - 03:58

Felicidades, excelentes décimas estas de Lorenzo Suárez, y en una hermosa revista. Son décimas en serio y en broma, muy sugerentes.

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