El presente memorándum del día 18 de marzo de 1960, cuarto y último documento de esta serie, tiene por objeto sintetizar la situación de Antillana de Acero y exponer a los representantes del Gobierno Revolucionario los deseos de la Dirección de la empresa en relación con la misma.
En él se declaran las motivaciones para la creación de Antillana de Acero, que “viene a responder al viejo anhelo de las clases económicas cubanas que querían constituir una empresa conformada por todas aquellas partes interesadas en el sector de la acería.” Contiene una descripción detallada de los orígenes de los capitales originales, públicos y privados, con que se fundó la empresa. Entre los principios de la compañía, recogidos en estatutos, el memorándum menciona que “fue empeño y preocupación, desde la constitución de la empresa… el garantizar el respeto a las minorías,... siendo todos y cada uno de los grupos de accionistas, titulares de los mismos derechos y deberes en la administración y operaciones en general de la empresa.”
Por último, y quizás como último recurso, el Documento “reitera el compromiso establecido entre la misma (la empresa) y el Comandante Dr. Ernesto Guevara, el 30 de diciembre pasado, en el cual expresó el deseo de cooperar con la política económica del Gobierno Revolucionario, así como que la empresa estaba en la mejor disposición de brindar el medio idóneo al Estado cubano para la adquisición del 51% de las acciones de la compañía; este acuerdo ha sido ratificado por la Junta General de Accionistas con fecha 22 de Enero de 1960; con 25 días de anticipación a la Ley No. 730 de 17 de Febrero de 1960.”
No sabemos si existe respuesta por parte de los revolucionarios a este Memorándum, que suponemos es el último, aunque no tenemos certeza de ello. Lo cierto es que desde el 29 de febrero de 1960 la empresa había sido intervenida y desde entonces su directiva no volvió a tener el control de la misma.