Aparece otro relato de los difuntos olvidados. El capítulo sexto de la serie de cortometrajes de Spoon River, dedicada a darle cuerpo a los textos poéticos de Edgar Lee Masters, escritos en 1915 en la Antología de Spoon River. Evocamos los cientos de lamentos de un pueblo fantasma proveniente del sur de los Estados Unidos de América.
Estos sonidos infernales y nostálgicos viajan en el tiempo y se esparcen por el mundo, conectando la nostalgia y el sufrimiento de todos los seres humanos. Llegan así a nuestra isla caribeña y estereotipada, porque los cubanos somos también polvo y nostalgia como los espectros de Lee Masters.
Este episodio cuenta la triste historia de Eugene Carman, un empleado, negro, pobre y buen hombre. La persona que se nos muestra en esta narrativa es la víctima de una maquinaria clasista y racista que rige la sociedad que conocemos en todo nuestro planeta. El dinero, la religión y el color de la piel son suficientes para crear una división entre los seres humanos, clasificados en opresores y oprimidos.
Nada puede ser más sureño y nostálgico que el blues y el jazz. La música de Ella Fitzgerald y Louis Armstrong nos recuerdan a las plantaciones de algodón, los negros y los blancos del viejo sur. Con el tema Stars Fell On Alabama comienza y termina esta desconsolada narración.
En este sexto capítulo la serie alcanza un lenguaje cinematográfico, porque los capítulos anteriores tienen más tendencia al video-teatro o al video-arte. La narrativa, visualidad y montaje de cada corte tiene un propósito más fílmico, la realización audiovisual de este capítulo está a cargo del realizador independiente Fernando Almeida.
Un propósito de la dirección es que cada episodio tenga un estilo diferente al anterior, este proyecto es una plataforma para agrupar a diferentes actores y realizadores audiovisuales en Cuba.
Eugene Carman es interpretado por Reynier Morales, actor con vasta trayectoria en el teatro musical, también con frecuente aparición en la televisión y el cine independiente. Morales es uno de esos actores cubanos que se formó en las tablas y no en una academia, indomable e independiente es su espíritu creativo. Memorables son los momentos que nos deja en este corto, donde las transiciones son fluidas y precisas como un buen practicante de la técnica del maestro estadounidense de interpretación Sanford Meisner.
Somos cenizas de muertos y perseveramos en la inmortalidad de los recuerdos, nos aferramos a nuestro tiempo y creemos que nuestras proezas son eternas. Pero los muertos de Spoon River regresan a gritarnos que nuestras vidas solo son algo efímero y nuestro tránsito en este mundo es solo experiencia nefasta donde nos devoramos los unos a los otros.
Hay que destruir los iconos (las figuras del poder) para poder respirar algo de libertad en esta vida. Nuestra naturaleza es la autodestrucción y parece que nunca vamos a poder descansar, al menos mientras estemos vivos.