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Salvando a Pánfilo, un tipo ahí

Chequera, Pánfilo y Facundo Correcto
Chequera, Pánfilo y Facundo Correcto, tres personajes de "Vivir del cuento"

Habían tardado en sacar las uñas, porque veníamos esperando una reacción así desde hacía mucho tiempo. Vivir del cuento, o “el programa de Pánfilo”, como lo conocen muchos cubanos, fue duramente cuestionado en la edición impresa de Granma del nueve de agosto, en nota titulada “Humor de un solo sentido”, firmada por Miguel Cruz.

No necesitaba el periodista, que escribe un artículo propio de los más duros tiempos de la Guerra Fría, nombrar explícitamente el programa humorístico que se emite cada lunes por el canal Cubavisión después del noticiero, todos los cubanos saben hacia dónde, y sobre quién, apunta su diatriba.

La nota, ubicada fuera del contexto habitual para los comentarios que de algún modo tocan el universo cultural cubano, considera contraproducente la sátira a los funcionarios públicos que no suele faltar en un espacio cuyo principal protagonista tuvo una memorable charla telefónica con Barack Obama, previa a la histórica visita a Cuba del presidente demócrata. En cambio, Cruz aboga por "reírse del contrarrevolucionario [...], los seudoartistas y pseudointelectuales". A escasos meses de un Congreso de la UNEAC que culminó marcado por las promesas oficiales, la invitación de Cruz, más que anacrónica e irrisoria, se antoja pistoletazo de salida para una cacería de brujas.

Entre los lectores, lo publicado no ha pasado desapercibido, y pronto ya había más de sesenta comentarios en la página digital del diario, algunos de ellos apoyando la censura y las propuestas del periodista Miguel Cruz respecto a dirigir la crítica humorística contra otros fenómenos sociales; mientras otros cibernautas, llamaban a la sensatez, quién sabe si apelando al "zapatero a tus zapatos" al que convocara Miguel Barnet en su poema “La política”.

Comentadas hasta la saciedad todas sus entregas y con un nivel de aceptación enorme, “el programa de Pánfilo” refleja humorísticamente el día a día de los vecinos de una barriada habanera, en su mayoría de la tercera edad, y en sus disparatadas peripecias se han visto reflejados los cubanos al punto de que hasta Mariela Castro en alguna comparecencia televisiva ha mencionado este espacio.

Uno de sus personajes, Facundo Correcto, parodia del eterno funcionario del aparato burocrático cubano (la nomenclatura) es, sin lugar a dudas, el foco principal de la mirada censuradora de Cruz. Pero, las dolorosas verdades que suelen aparecer en boca de otros personajes, referidas al auge de la corrupción, penalidades y escaseces, tampoco parecen agradar demasiado a un periodista que aparentemente apuesta por un humor de asepsia total y cero resonancias que cuestionen al Estado de una sociedad en crisis.

La aparición, justo ahora y en última página, de “Humorismo de un solo sentido” no se antoja casual. En otro popular programa televisivo: Con dos que se quieran..., con guion, conducción y dirección de Amaury Pérez Vidal, la censura crítica en boca del conductor ha ido hacia los nuevos realizadores audiovisuales y su reflejo de la realidad cubana. Amaury afirma cuestionar desde su posición de espectador, pero lo cierto es que, como figura pública, es un generador de opinión y la reiteración de sus posturas en varias de las entrevistas hechas a sus invitados ha generado la réplica, y ya circula en las redes la Carta Abierta de Enrique (Kiki) Alvarez, director de filmes como Miradas o Marina, alertando sobre este posicionamiento en un marco en que una nueva ley que regule la creación audiovisual es fuertemente cuestionada y todavía no se apagan los ecos de rechazo al Decreto-Ley 349.

Súmense, a este panorama de ataques contra los tímidos brotes de permisividad ante la crítica, constantes detenciones de activistas del movimiento LGBTIQ, periodistas, opositores. En sus redes sociales, Luz Escobar, Jesús Jank Curbelo o René Rodríguez han denunciado sus detenciones bajo diverso argumento, y se podrían sumar los nombres de Yoe Suárez o Roberto Ramos Mori.

En un país donde disentir de los postulados oficialistas es pecado capital, el humor ha sido válvula de escape y prueba de ello son los muchos likes que suele recibir en Facebook el caricaturista Lauzán por su irónica visión del día a día de los cubanos y su clase política, o los cientos de memorias flash en las que se copian presentaciones de humoristas diversos.

Ahora bien, la aparición de una crítica frontal en el órgano oficial del único partido con reconocimiento legal en la Isla, ¿es apenas una advertencia para que Vivir del cuento centre sus sátiras en el que "nos agrede y bloquea"? ¿La referencia al maceta es una incitación a emprenderla contra el llamado cuentapropismo, al que se pretende culpar de la carestía de la vida?

Hace algunos años, la exhibición de breves espacios televisivos que recordaban a personajillos de universo audiovisual de los años grises desató la llamada Guerra de los Emails, en la que los intelectuales cubanos se unieron para rechazar el homenaje a los victimarios. Urge hoy que los intelectuales vuelvan a unirse. Como a la ballena Willy o al soldado Ryan, salvar a Pánfilo parece una tarea peliaguda, pero es decididamente impostergable.

Alejandro Langape

Alejandro Langape periodista

Ingeniero. Narrador y ensayista. Egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Reside en Villa Clara.

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