A través de su relación con algunos de sus familiares y amigos, el autor nos acerca a su amplio universo literario, ético, cinematográfico y culinario.
A través de escenas episódicas que conforman un muestrario del racismo imperante a ambos lados del Atlántico, tanto en Cuba como en Europa, el cronista nos acerca a su rutina laboral, lúdica y familiar.
La evocación de su padre, así como el recuento de la inexplicable desaparición de este en 2018, le sirven a la autora como puntos de partida para señalar, entre otros puntos, la ineficiencia de las autoridades cubanas.
Buceando en las aguas del Atlántico, en los barcos hundidos y también en las memorias familiares, el joven cronista cubano Pedro Sosa le escribe a ese mar omnipresente y corrosivo que marcó el devenir y los límites de la Revolución.
"Recuerdo haber llegado aquella tarde a mi casa, haber recibido una llamada de mi mejor amiga y haberle tenido que colgar para no romper en llanto. No conseguí hablar sobre el tema hasta mucho tiempo después."