Desde credos, épocas, circunstancias distintas, las poetas Alejandra Pizarnik, e Ileana Álvarez establecen un diálogo difícil con la noche, consumando desde esa tensión el acto poético.
Los poetas también han preferido esta iluminación de la noche. Salta a la vista aquel verso: “Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche”, de José Martí, o aquel otro en que se pregunta: “¿Adónde iré que el vigilante duerma?".
"A todas partes que me llamen, yo siempre digo sí..., aquí sentada en la casa lo que veo son los libros (que ya todos los he leído), y si miro para el techo, ya el techo se me cae encima. Entonces prefiero salir a la calle y seguir, seguir viva".