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Poesía, activismo y represión en los sucesos de San Isidro

"El divorcio entre poesía y disidencia, entre intelectualidad y oposición en Cuba durante las últimas décadas se ha ido resquebrajando cada vez más".

Instalación en sede del grupo Omni-Zona Franca, Casa de Cultura de Alamar, antes de ser desalojados de este espacio. La Habana, 2008.
Instalación en sede del grupo Omni-Zona Franca, Casa de Cultura de Alamar, antes de ser desalojados de este lugar. | Imagen: Francis Sánchez

En la tarde del 15 de noviembre de 2020 se pudo ver en una directa de la periodista Iliana Hernández en CiberCuba Noticias cómo algunos jóvenes cubanos partían desde San Isidro hacia Paseo del Prado para llevar a cabo lo que podría considerarse una especie de “caminata poética” improvisada. Mientras iban caminando, leían algunos poemas a modo de protesta y a favor de la liberación del rapero Denis Solís González, joven perteneciente al Movimiento San Isidro (MSI) que, según han explicado los miembros del movimiento y algunos activistas, fue detenido el 9 de noviembre, sometido a juicio sumario y condenado a ocho meses de cárcel sin el debido y justo proceso judicial. Desde el principio de la transmisión, se les ve nerviosos, atentos a todo lo que se mueva alrededor, conscientes de que, en cualquier momento, como ya es costumbre, aparecerán una o más patrullas, y se los llevarán detenidos, para muchos de ellos, por enésima vez. El artivista Luis Manuel Otero Alcántara, la historiadora del arte Anamely Ramos González, la poeta Katherine Bisquet Rodríguez, el rapero contestatario Maikel Castillo, el periodista Esteban Rodríguez e Iliana son los que van, Paseo abajo, leyendo poesía. Al mismo tiempo que las lecturas de distintos poemas van teniendo lugar, Iliana explica cómo van siendo rodeados por la Seguridad del Estado que se les aproxima cada vez más.

Otero Alcántara declara en la directa que ellos han estado pensando y considerando que, ante la represión que padecen, el cuerpo de ellos es finito, “lo único que tenemos que verdaderamente nos salva es la poesía y el arte”, dice y agrega que, ya que él ha estado más de 60 veces en un calabozo, ese tiempo estando detenido podría dedicarlo a leer poesía, un acto que, reconoce, nos conecta con las energías creativas y liberadoras. Bisquet lo interrumpe, llena de energía, y comienza a mencionar y a mostrar a algunos de los poetas que irán leyendo: Quevedo, Dylan Thomas, Lorca, Vallejo, Rafael Alcides, Whitman y Sor Juana entre ellos. Seguidamente, con casi el mismo entusiasmo, Otero Alcántara dice que “mientras estemos en los calabozos, que sabemos que nos van a llevar para los calabozos, vamos a leer, vamos a aprovechar ese tiempo e inclusive vamos a leerle a los presos también”. Cerca ya de la bahía y del túnel de La Habana, una patrulla los detiene. Lo último que se escucha, entonces, en la directa, es la voz de Katherine Bisquet que, justo antes de que llegara la policía, había comenzado a leer estos versos de Rafael Alcides: “¿De dónde viene, quién lo manda, qué busca / entre nosotros este viento con olor a presidio / y a cementerio, a ceniza de hospitales / y a miseria? Retírate, oh viento de la desgracia, / respeta mis cuadros, mi lámpara, mis papeles, / deja en paz mis cacharros de cocina". Que los detengan, los interrumpan, los repriman justo cuando Katherine Bisquet lee un poema de Alcides es todo un símbolo. Un símbolo triste y poderoso a la vez...

El divorcio entre poesía y disidencia, entre intelectualidad y oposición en Cuba durante las últimas décadas se ha ido resquebrajando cada vez más en los años recientes. Que artistas, críticos, académicos y escritores cada vez con más frecuencia se unan y se enfrenten al gobierno cubano, tanto dentro como fuera de la isla, evidencia un cambio fundamental dentro de la conciencia cultural cubana. En el libro Una medida inexacta, Reinaldo García Ramos salta de los años sesenta al presente para establecer una relación entre su generación (los jóvenes del grupo El Puente) y la obra de algunos jóvenes disidentes de los últimos años, como es el caso de Orlando Luis Pardo Lazo. A esa frontalidad con el poder se le suman proyectos como Poesía Sin Fin en Alamar que, desde una especie de activismo poético, proponía una forma diferente de relacionar lo lírico y lo social en el contexto cubano.

 

Tarja en casa donde vivió el poeta Ángel Escobar en Alamar
Tarja realizada por grupo Omni-Zona Franca, en casa del poeta Ángel Escobar, en Alamar. "Aquí vivió en la luz de la poesía Ángel Escobar Varela" | Imagen: Francis Sánchez

En la reciente reunión de los jóvenes que se concentraron el pasado 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura, Amaury Pacheco, uno de los integrantes de ese proyecto y miembro actual del MSI, le dijo al viceministro de cultura Fernando Rojas: “Yo era parte del proyecto Poesía Sin Fin y tú, Fernando (dijo dirigiéndose a Rojas), nos sacaste de la sede de la Casa de la Cultura de Alamar y cuando te hablamos de amor, de poesía, me dijiste, Fernando Rojas, 'la orden está dada'." El gobierno cubano, por tanto, ha ahogado sistemáticamente todo intento de activismo que relacione cualquier posición contestataria con el arte y la poesía, de ahí que Tania Bruguera dijese en la misma reunión con el Mincult: “No se reconoce el arte independiente en Cuba debido a la censura. Yo puedo exponer en el MOMA, pero no en mi país. El arte independiente no es enemigo, es un derecho; el artista es independiente por naturaleza”. Los intelectuales que desde las once de la mañana del 27 de noviembre fueron llegando al Mincult y permanecieron allí hasta horas de la madrugada del próximo día para exigir explicaciones por la represión contra el MSI son evidencia de la inoperancia de organizaciones como la AHS y la UNEAC, instituciones domesticadas por el poder, que responden más a una militancia ideológica que al derecho de los artistas que supuestamente representan.

Sin embargo, si algo diferencia a parte de la nueva intelectualidad cubana (de dentro y fuera de la isla) que publica en espacios como Diario de Cuba, Cubanet, Rialta Magazine, Hypermedia, El Estornudo, CiberCuba, Árbol Invertido y demás espacios independientes es que han roto esa división entre oposición e intelectualidad que tan bien ha aprovechado e impuesto el gobierno cubano en los últimos 60 años. En una entrevista a Antonio José Ponte el 13 de noviembre, justo dos días antes de la directa de Iliana Hernández con la que he comenzado este artículo, el ensayista cubano reconocía precisamente esta diferencia entre su generación y los jóvenes cubanos de hoy: estos han ido rompiendo cada vez con más fuerza la división entre lo contestatario, el activismo político y lo artístico en la cultura vigilada insular.

A causa de las sucesivas detenciones de los activistas nucleados alrededor del MSI y su sede, vino la idea de encerrarse en la casa de Otero Alcántara y hacer lecturas poéticas virtuales (entre otras iniciativas) como protestas pacíficas por la liberación del rapero Denis Solís. Entonces comenzó un cerco policial que quiso impedir, al menos al inicio, que llegaran alimentos a la casa de Otero Alcántara, ubicada en la calle Damas 955, en el barrio de San Isidro. Enterrados en vida, con pocos alimentos, decidieron entonces ahorrar los suministros para que se alimentaran los más necesitados por cuestiones de salud. Ante las nuevas amenazas, un grupo de ellos comenzó el 18 de noviembre una huelga de hambre durante el encierro que terminaría el 26 de noviembre con la patada en la puerta de militares cubanos haciéndose pasar por médicos, cuya excusa para el allanamiento fue la llegada desde EE.UU del periodista Carlos Manuel Álvarez y la pandemia del Covid. Pero, mientras esa huelga duró, yo pensaba en Antígona. Son Antígona, me dije, condenados al encierro y la muerte por un tirano de su propia sangre. Antígona clamando desde Damas 955. Precisamente, Katherine Bisquet le leyó a Otero Alcántara en su primer día de huelga un fragmento de Antígona de Sófocles. Semejante a la frase de la heroína trágica que dice al tirano “no he nacido para compartir el odio, sino el amor”, Otero Alcántara expresó en su declaración, al deponer la huelga de sed el 25 de noviembre, que “si la muerte me llega, que sea por un camino de amor y no de odio”.

A la iniciativa de estos activistas de compartir poemas a través de directas y posts en Internet, se le unieron otros en una serie de lecturas poéticas (llamadas “susurro poético”) en diversas zonas de La Habana y en varias plataformas digitales en Cuba y el mundo. A su vez, se han multiplicado los poemas y grabaciones de lecturas a favor del MSI en las redes: ejemplos de ello son los vídeos de Legna Rodríguez Iglesias en Miami, Francis Sánchez e Ileana Álvarez desde Madrid y Gioconda Belli en Nicaragua. Incluso, muchos han compartido en las redes varios poemas de los más diversos poetas, entre ellos, Nicolás Guillén, cuyos textos cobran nuevo sentido hoy ante los abusos policiales y la represión militar contra los artivistas. Un ejemplo de esos poemas guillenianos revitalizados en los últimos días ante los sucesos de San Isidro es su: “No sé por qué piensas tú, / soldado, que te odio yo, / si somos la misma cosa / yo, / tú. // Tú eres pobre, lo soy yo; / soy de abajo, lo eres tú; / ¿de dónde has sacado tú, / soldado, que te odio yo?” Por otra parte, muchos de los simpatizantes del MSI se han acercado a la poesía por primera vez a partir de la iniciativa de los jóvenes sitiados en Damas 955. Incluso algunos, como el científico Oscar Casanella, han sentido la profunda necesidad de escribir unas líneas a partir de su experiencia personal y compartirlas en directo, con la voz cortada, casi sin poder hablar.

 

Manifestantes cubanos frente al Mincult
Jóvenes cubanos concentrados frente al Ministerio de Cultura, La Habana, 27 de noviembre de 2020.

 

Personalmente, me alivia y alegra que, en el proceso de maduración y articulación de los acontecimientos que van del hostigamiento padecido por estos jóvenes desde hace ya años hasta las huelgas de hambre recientes de Otero Alcántara y Maikel Castillo, la poesía los acompañe como modo superior de enfrentar al poder bruto y totalitario que los intenta someter y los asalta cada vez que, simplemente, intentan salir de sus casas. Ya no se trata o no debiera tratarse, según el mismo Otero Alcántara, de enfrentar al enemigo con su propio lenguaje machista, discriminatorio y amenazante, sino con la poesía, con un lenguaje diferente. De este modo, al deponer la huelga de sed, Alcántara expresó: "El sistema juega ya con pocos peones y se les va agotando su odio, su machismo y su violencia. Me di cuenta de que seguir el juego del macho alfa solo conduce a más odio, ese odio que ha marcado a este país por décadas”.

¿Qué vio Otero Alcántara durante su huelga, tirado horizontal en su colchoneta, cada vez más débil, que le llevó a estas reflexiones? La convivencia entre gente tan diversa y de pensamiento tan diferente, el estar rodeado de mujeres guerreras e independientes... Esto, sin duda, le llevó a replantearse incluso el modo en que se enfrentaba a sus represores. Y cuando, en su caso, se piensa en la poesía y el amor opuestos al odio, piénsese en Antígona y se comprenderá que no se trata en absoluto de dejarse vencer, sino de no luchar nunca más con las mismas estrategias ni el mismo lenguaje del tirano. Se trata, como dijo Fernando Pérez frente al Mincult, del “inicio de un nuevo lenguaje que le hace falta a la cultura cubana y a este país". La defensa frontal de ese “nuevo lenguaje” ante la maquinaria del poder y sus términos excluyentes y arrogantes fue lo que tuvo lugar la noche del 27 de noviembre durante la reunión de los jóvenes intelectuales con el Mincult, a juzgar por la transcripción de las intervenciones.

A las lecturas vigiladas y reprimidas de los jóvenes que terminaron encerrados en Damas 955 se sumaron los “susurros poéticos” por distintos lugares de la ciudad, del mundo y del ciberespacio en solidaridad con los huelguistas, y también los jóvenes que, en la mañana del 27 de noviembre, se fueron reuniendo frente al Ministerio de Cultura de Cuba y leyeron a coro el poema “Masa” de César Vallejo. Pero piénsese incluso en el Himno Nacional como poema, cantado dos veces por todos los manifestantes frente al Mincult y entonado por gente que no piensa igual, que incluso puede pensar desde las antípodas el futuro de Cuba, pero que respeta el derecho de todo cubano a ser parte de la vida de su país, más allá de cualquier ideología. Himno Nacional que, por cierto, se hace eco de un verso horaciano universal: “pro patria mori” (“morir por la patria”), es decir, se trata de un himno que es continuidad de un sentido de la patria desde el pensamiento romano, filtrado por las guerras independentistas durante la colonia, y que para nada se reduce al totalitarismo instaurado en Cuba desde los años sesenta. Una de las más grandes lecciones que al menos yo confirmo en las lecturas poéticas de estos muchachos que iban Prado abajo el 15 de noviembre a las 4 y 30 de la tarde (la misma hora en que detuvieron a Denis Solís) es que, desde Whitman hasta Alcides, desde el himno hasta el rap, toda poesía es comprometida, y que el compromiso poético es siempre con la libertad, nunca con una militancia ideológica.

La poesía como arma ante el odio y la censura, alejada de toda ideologización, abierta a la mayor diversidad posible, sin el cinturón de fuerza del “dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada”, es también uno de los elementos que caracteriza (entre muchísimos otros) a lo que sucedió en Damas 955 y frente al Mincult. Una poesía que, en el caso del MSI y con respecto a lo acontecido recientemente, incluye la denuncia, pero también el llamado al agresor para que deje de ser agresor y pare de reprimir a los suyos porque, soldado, “somos la misma cosa / yo / tú”. Una poesía que incluye a Eteocles (dentro de las murallas de la ciudad), pero también a Polinices que había abandonado la patria por diferencias con su hermano.

¿Cómo es aquel título de Gabriel Celaya leído tradicionalmente desde la izquierda y el compromiso político, pero que merecería ser visto de modo mucho más amplio y desideologizado?: “La poesía es un arma cargada de futuro”. Pues eso, porque: “cuando se miran de frente / los vertiginosos ojos claros de la muerte, / se dicen las verdades: / las bárbaras, terribles, amorosas crueldades [...]. / Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan / decir que somos quien somos, / nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno. / Estamos tocando el fondo.”

 

(Video: los jóvenes concentrados frente al Ministerio de Cultura, dicen el poema "La Masa" de César Vallejo. La Habana, 27 de noviembre de 2020.)

 

Yoandy Cabrera

Yoandy Cabrera en Árbol Invertido

(Cuba). Profesor de Clásicas y Español en Rockford University. Estudia la recepción clásica y la poesía hispana. Su libro más reciente es Ballet clásico y tradición grecolatina en Cuba (Aduana Vieja, 2019). Es editor jefe de la revista académica Deinós (https://deinospoesia.com/).

Comentarios:


Juan Carlos Re… (no verificado) | Sáb, 05/12/2020 - 12:09

Muy bien este análisis. Gracias Yoandry Cabrera. Gracias Árbol Invertido. 

 Lo comparto.

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