Este 19 de diciembre quedó inaugurada la 19 edición del festival “Poesía Sin Fin” en La Habana. A falta de apoyo de instituciones oficiales, el evento se celebra en el interior de hogares de algunas personas que buscan así darle continuidad a uno de los eventos más originales y alternativos que logran hacerse en Cuba, convocando a poetas, exponentes de música urbana y artistas en las variantes más diversas y experimentales posibles.
Se trata de un festival que contó desde el inicio y hasta hace algunos años con el patrocinio del Ministerio de Cultura de Cuba. Pero, retirado este apoyo, y desalojado el grupo OMNI-ZONA FRANCA de la Casa de Cultura del reparto Alamar donde tenían su base de acciones comunitarias, por cuatro años se organizaron apenas discretas versiones del singular convivio, con actividades aisladas, siempre en el mes de diciembre. Varios fundadores de la cita y del mismo grupo de los Omnis, desde entonces, han partido a residir en Miami, como el artista Nilo Julián y el poeta Luis Eligio.
Sin embargo, el artista Amaury Pacheco ha asumido el liderazgo para volver a convocar en 2017 un festival caracterizado por la sacralización de la palabra y la acción, en un ambiente de mística poética. Así los organizadores anunciaron en Facebook el resurgimiento de “Poesía Sin Fin”:
“Todo comenzó por el ritual de lectura de La Palabra del Año. Campanas, vela, silencio, ceremonia con la que el Festival comienza cada año. Que parte de la organización y canalización de las energías destinadas al arte, la poesía, la creación en general y la limpieza y sanación de la nación para comenzar otro año. Dedicatoria del Festival a Olver Reyes y Juan Carlos Flores. Dedicado también a toda la alternatividad cubana. Los artistas Amaury Pacheco e Iris Ruiz fueron los que llevaron a cabo la ceremonia ritual, aportando la espiritualidad y la alegría que son el alma del Festival.”
Un sano ambiente de energía creativa que se instala en este tipo de evento, depende en gran medida de la solidaridad de quienes transforman sus casas en sedes de conciertos, lecturas poéticas y exposiciones, son las llamadas “casas templos”, por eso no faltaron en el primer día las palabras de agradecimiento:
“De los pilares más fuertes del Festival son precisamente las alianzas, colaboraciones y conectividad, cosa que quedó más que demostrada con la presentación de las casas templos que acogen la poesía este año: la casa del Doctor Vaje, la casa de Ras Sandino, galería El Círculo, la casa del Brujo, la casa de Luis Manuel Alcántara y Coco Solo Social Club. Todas con la disposición de rescatar el arte alternativo, brindaron sus espacios de puro corazón.”
Amaury Pacheco, declaró:
“Pudimos disfrutar del Lanzamiento del CD Fantasma Cívico de David D´Omni, en concierto, a propósito de la inauguración del Festival más pequeño del mundo; aunque no por pequeño menos plural. Contamos con la presencia de un variado público desde: los vecinos del barrio donde está enclavado el espacio, seguidores del genero Hip hop y de la carrera artística de David, los seguidores del Festival, activistas cívicos, artistas, hasta niñas, niños, ancianos y extranjeros. Todos dentro de un ambiente súper bueno y con tremenda alegría”.
Los creadores alternativos de Omni constituyen un referente en Cuba por su versatilidad. Combinan diferentes expresiones del arte y convierten cada propuesta en un desfile sensorial y un discurso antropológico, que suele dejar en el espectador la sensación de asistir a un ritual secreto. El músico David D´Omni es un gran ejemplo de esta amplitud estética, por eso en la presentación de su nuevo disco él se transformó en el personaje del Fantasma, protagonizando un performance que, más allá del concierto musical, tuvo muchas connotaciones éticas en torno al destino de la nación cubana.
“Fantasma Cívico fue el plato fuerte. Una propuesta de cualidades teatrales a partir de encarnar el personaje del Fantasma, quien rompe la cuarta pared en diálogo constante con los espectadores e introduce distanciamientos entre el fantasma que representa y el ser humano que es. En la utilización de materiales audiovisuales como escenografía de fondo y una estética wabi sabi, donde todo está inacabado y muestra la obra en construcción, en progreso, nos remite a la sensación de un proceso temporal de transiciones. El vestuario incorpora la mezcla étnica y genética con que se constituye el cuerpo cultural de la nación y con el cual nos identificamos. El lenguaje cubano cotidiano y diáfano buscando con cada tema operar una profunda transformación no solo en la conciencia y la expresión sino en las actitudes y las decisiones que como ciudadanos tomamos o no, y las consecuencias. Como siempre, con la madurez escénica y su verdad puesta al público, David se llevó las palmas y nosotros ganamos un disco que será recordado”.